domingo, 8 de diciembre de 2019

Tiempo... Génesis 41. 37 - 41



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“El plan les pareció bien al faraón y a sus funcionarios, así que el faraón les dijo: ¿Podremos encontrar otro hombre como éste, que tenga el espíritu de Dios? Y a José le dijo: No hay nadie más inteligente y sabio que tú, pues Dios te ha hecho saber todo esto.
 Tú te harás cargo de mi palacio, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Sólo yo seré más que tú, porque soy el rey. Mira, yo te nombro gobernador de todo el país de Egipto”.  Génesis 41. 37 – 41

No hay nada más placentero sentir que después de mucho tiempo de problemas, de situaciones difíciles, de injusticias. Todos nos hemos sentido así, que estábamos en una tormenta que parecía no tener fin, pero al final de la tormenta siempre llega la calma, no hay noche suficientemente larga, siempre acaba saliendo el sol.
José sabía lo que era estar en una tormenta, vendido y desechado por sus hermanos, acusado injustamente de intento de violación, olvidado en la cárcel, pero su tormenta tenía un final, el sol iba a aparecer. "Y Faraón dijo a José: Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie tan prudente ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes; solamente en el trono yo seré mayor que tú." 
¡Qué restitución! De estar encarcelado a ser el segundo gobernador del pueblo más grande e importante del momento, Egipto. La recompensa a su perseverancia llegó a lo grande.
Cuando conducimos por una carretera larga y sin ninguna luz más que las del propio coche pueden parecer que la carretera nunca acabará, que la oscuridad permanecerá para siempre, pero siempre hay un rayo de luz, los primeros rayos del alba, las primeras luces, darán luz en medio de esa oscuridad.
Quizá nos sintamos como José abandonados, pero llegará el momento en que el amoroso Dios “rescatará de la fosa nuestra vida” y “junto con la prueba dará también la salida.” “No se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel”, “aunque andemos en valle de sombra y de muerte no temeremos mal alguno” Dios está con nosotros.
¡Confiemos en Dios! “Su misericordia es nueva cada día” Toma las promesas que ha dejado escritas en la Biblia, memoricémoslas, creámoslas y recordémoslas en el momento de la angustia. 
“El que empezó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Donde siempre hay sol acaba convirtiéndose en un desierto, así que “dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús”. 
Si estamos en la tormenta aferrémonos a Cristo, él nos sostendrá y nos restaurará, y al final de la tormenta llegará el sol, el sol de Su misericordia la cual nos sacará del pozo.
Dios les bendiga abundantemente.

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