lunes, 16 de diciembre de 2019

Tiempo... Génesis 49. 1 - 2



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Entonces Jacob llamó a sus hijos, y dijo: Reuníos para que os haga saber lo que os ha de acontecer en los días venideros. Juntaos y oíd, hijos de Jacob, y escuchad a Israel vuestro padre”.  Génesis 49. 1 – 2


Que importante es bendecir a otros, y más cuando se trata de nuestros hijos. Porque bendecirlos significa desearles el bien y ponerlos en las manos de Dios.
Antes de morir, Jacob convocó a todos sus hijos para bendecir a cada uno.  En la cultura bíblica, esa última bendición del padre era muy importante, y era considerada como parte de la herencia que un padre les dejaba a sus hijos. 
La bendición de Jacob no consistía en desear buenas cosas para los hijos.  La bendición bíblica no está basada en “buenos deseos”, sino en una apreciación profética.  Está basada en la apreciación del carácter de cada hijo, según el padre lo aprecia con ojos espirituales.  En otras palabras, la “bendición paterno” son palabras proféticas que reflejan lo que el padre ve con ojos espirituales en los hijos. 
La bendición final de Jacob es que sus palabras no sólo iban dirigidas a sus hijos, sino que estaban proyectadas también a su descendencia después de ellos.   
Jacob tuvo una revelación de lo que acontecería en los “días venideros”. 
En ese tiempo Jacob llegó a entender que el proceso de selección ya había terminado. 
Dios no iba a elegir a uno de sus hijos y rechazar a otros.  A partir de ese momento, todos iban a formar parte de la nación que Dios estaba formando para traer bendición a todas las familias de la Tierra, tal como lo había prometido a Abraham e Isaac.
Esa bendición llega a cada uno de los que han creído por medio de Jesucristo, por Él somos partícipes de tan grande bendiciones.
Dios le bendiga abundantemente.

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