sábado, 28 de diciembre de 2019

Tiempo... Filipenses 4. 6 - 7



 TIEMPO DE REFLEXIÓN

“No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.” 
Filipenses 4. 6 – 7


La vida se rige por medio de una gran cantidad de decisiones que tomamos en cada momento.
Todos, tarde o temprano, nos ha tocado tomar más de alguna decisión embargados de mucha duda. Hay decisiones simples en las que con facilidad se decide por su claridad. Sin embargo hay otras más importantes y trascendentes aun cuando son complejas.
La decisión más importante que todo ser humano debe hacer y que según sea esa decisión así será la clase de vida que tendrá. Es el creer en Jesucristo como su Salvador personal o rechazarle.
Esta es la más importante de toda persona ya que de esta depende la vida eterna de felicidad o la vida eterna de sufrimiento. El resto de las decisiones no determinan el destino final del ser humano, pero esta decisión.
La segunda decisión más importante de la vida es el matrimonio ya que cuando dos personas de sexo opuesto (mujer y hombre) deciden unirse en matrimonio es para toda la vida según la perspectiva de Dios en la Biblia. Así que la primera repercute no solo en la vida presente sino en la vida futura en la eternidad, mientras que la segunda repercute en la vida presente y futura durante se habite en la tierra.
Sin embargo, hay muchas otras decisiones importantes que todo ser humano debe hacer y que no son diarias ni rutinarias. Por ejemplo, que clase de carrera pienso estudiar, lugar donde vivir, iglesia donde congregarse, clase de amigos que quiero tener, etc. Es en esta clase de decisiones donde debemos recurrir a la autoridad máxima de mi vida, la Biblia, para conocer lo que Dios mismo dice.
No olvidemos lo que dice Filipenses 4.8-9 antes de tomar una decisión sea rutinaria o no. Basado en esto, quiere decir que todos los seres humanos sabemos con claridad que cuando hacemos una decisión, o ya tenemos un conocimiento previo de que hacer esta decisión es mala o buena, por lo tanto, aunque sea dudosa la decisión, lo hacemos conscientes que eso es bueno o malo.
Dios nos ha llamado a ser santos, a vivir en santidad, a ser sal y luz en medio de este mundo, no nos ha llamado a participar del mundo.
La Biblia dice que no nos acomodemos a las cosas de este mundo (Romanos 12.1 - 2), porque los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida no vienen de Dios (1 Juan 2. 16 - 17), porque de Dios solo viene todo don perfecto (Santiago 1.12), pero nosotros cuando decidimos dudando, eso ya es pecado (Hebreos 11.5 - 7), y debemos recordar que si esa decisión se toma dudando, esa decisión viene de la carne por lo tanto es pecado.
Así que, siempre que tomemos una decisión, procuremos que sea basada en la Biblia, guiados en oración, por el amor, el bienestar de los demás y nuestra madurez espiritual. Debe estar seguro que la decisión que tomemos le agrade a Dios y nos ayude a crecer espiritualmente. Nunca tomemos una decisión en estado de enojo, de apuro, de duda, inseguridad y sin pensar. Escuchemos también la opinión y sugerencia de nuestro cónyuge, padres, expertos antes de decidir.
Cuanto más consultemos a Dios antes de tomar una decisión, menos probabilidad de fracaso tendremos.
Dios les bendiga abundantemente.

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