lunes, 2 de diciembre de 2019

Tiempo... Génesis 35. 1 - 3



TIEMPO DE REFLEXIÓN

 “Dios le dijo a Jacob: «Levántate y vete a vivir a Betel. En ese lugar harás un altar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.» Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que lo acompañaban: Saquen todos los dioses extraños que hay entre ustedes, báñense y cámbiense de ropa. 
Vámonos pronto a Betel, pues allá voy a construir un altar en honor del Dios que me ayudó cuando yo estaba afligido, y que me ha acompañado por dondequiera que he andado”. 
Génesis 35. 1 – 3.

La idolatría es un hecho que ha existido durante toda la historia del ser humano, ya desde el principio se pueden ver restos históricos de dioses que fueron adorados por antiguas razas como incas, aztecas, etc. En nuestro tiempo la diferencia no es tan grande, la tecnología ha avanzado, el ser humano ha hecho descubrimientos increíbles, pero su necesidad interior de adoración a un ser superior sigue estando latente, se siguen buscando personas, animales, vegetales, materiales, imágenes y por supuesto la misma persona a la que adorar.
Jacob aunque había vivido y andado con el Dios de sus padres pero todavía no era para él  su único Dios. Pero en un momento de su vida toma una fuerte decisión. Y finalmente Jacob ve que el Dios de sus padres es el único Dios verdadero, no hay otro fuera de Él. Ante esta realidad elimina cualquier resto de imágenes o cosas a las que rendir adoración.
Hay muchos tipos de idolatría.
El hombre se ha convertido en el centro de todo y para muchos Dios está a un costado. La psicología ha enseñado que el ser humano debe sentirse bien y trata los sentimientos y la mente para ir hacia ese camino, donde el ser humano es el centro, en cambio la Biblia habla de que Dios es el centro y que lo importante no es el sentimiento ya que "engañoso es el corazón del hombre". Sino que la Biblia es un perfeccionamiento hasta ser como Jesucristo.
Ante esto solo nos queda una solución "Quitad los dioses extranjeros que hay entre vosotros". 
 Debemos hacer limpieza de ídolos y volvernos al único Dios verdadero, el cual únicamente leyendo la Biblia podremos conocer.
Dios les bendiga abundantemente.

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