sábado, 21 de diciembre de 2019

Tiempo... Génesis 49. 29 - 33



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Un día, Jacob dio esta orden a sus hijos: «Ya me falta poco para morir. Entiérrenme junto a mis antepasados en la cueva que está en el terreno de Efrón el hitita, allá en la tierra de Canaán; es decir, la cueva que está en Macpelá, frente a Mamré, la que Abraham compró junto con el mismo terreno de Efrón, para que fuera el sepulcro de la familia. 
Allí enterraron a Abraham y a su esposa Sara, a Isaac y a su esposa Rebeca, y allí también enterré a Lía. El terreno y la cueva que allí está fueron comprados a los hititas.» Cuando Jacob terminó de dar estas instrucciones a sus hijos, volvió a acostarse y murió”.  Génesis 49. 29 – 33.

La muerte de una persona mostrará la influencia que ha ejercido en otras durante toda su vida; que distinto es ver un entierro repleto de personas a otro en el cual simplemente hay una pequeña parte de la familia.
Esto no implica directamente que una persona haya sido mejor que otra, o que fuese mejor persona, pero sí que muestra la influencia que ha tenido de una manera ya sea directa o indirecta por medio de sus hijos en los demás.
Qué triste es ver una persona que fallece y en sus últimas horas nadie ha estado alrededor de su cama acompañándole, cuantas personas mayores fallecen en residencias olvidadas por todos sus familiares.
Como a todos a Jacob también le llegó el momento de su partida, el momento de dejar atrás la vida en esta tierra para empezar la vida en la eternidad. Sabiendo él que su momento llegaba, decide hacer su último acto de influencia en sus hijos. Jacob, por última vez fue influencia para sus hijos, y tras esto falleció, llegó su fin. Un gran hombre el cual llegó a pelear con Dios y el cual fue el cumplimiento de la promesa a su abuelo Abraham. Alguien que influenció muchísimo a aquellos que le rodeaban.
La muerte es uno de los pasos que hay que dar y que más miedo causan en las personas. Nadie se siente cómodo hablando de la muerte, no fuimos creados para morir y esto causa congoja en nuestro interior, pero la muerte trae algo increíble para quienes somos hijos de Dios, la vida eterna. Este es el gran deseo de todo creyente, estar de nuevo con Cristo, estar en la presencia de Dios eternamente, pero mientras llega, utilicemos nuestra vida para influenciar a otros, no olvidemos que tenemos una misión, “predica el evangelio a toda criatura”. 
Ojala cuando llegue tu momento de partir seamos de aquellos que influenciaron a los demás y dejaron una huella marcada en sus corazones. No perdamos el tiempo y empecemos a influenciar en la salvación de los demás.
Dios les bendiga abundantemente.

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