jueves, 12 de diciembre de 2019

Tiempo... Génesis 45. 4 - 5



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Pero José les dijo: Por favor, acérquense a mí. Cuando ellos se acercaron, él les dijo: Yo soy su hermano José, el que ustedes vendieron a Egipto; pero, por favor, no se aflijan ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido, pues Dios me mandó antes que a ustedes para salvar vidas”.  Génesis 45. 4 – 5


El ser humano, desde el principio, desde que Adán y Eva pecaron ha querido gobernarse, tomar sus decisiones, tener su propio libre albedrío. Esto es bonito e ideal como teoría, pero desde la entrada del pecado el hombre perdió toda oportunidad de hacer el bien, de gobernar correctamente por sus propias fuerzas. Basta que haya una prohibición para que se empiece a formar en el interior de la persona una necesidad imperiosa de romper la norma, de desobedecer.
Por mucho que queramos, por más esfuerzo que pongamos siempre tenderemos hacia el mal, el hombre ha perdido su original poder de decisión y su naturaleza pecaminosa determina su respuesta ante cualquier situación, siempre ir en contra de Dios, siempre hacer el mal. El hombre no puede autogobernarse, creemos que sí, nos gusta decirnos que es así, pero nada más lejos de la realidad.
José entendió que sus hermanos  hicieron mal contra él, pero por encima de eso estaba la mano de Dios en su vida, y el propósito que Él tenía.
No somos el centro del mundo y hay alguien que gobierna y mueve la voluntad de las personas según su voluntad, ese es Dios.
José podría haber estado enojado con sus hermanos, en cambio en su reencuentro los consuela "Ahora pues, no fuisteis vosotros los que me enviasteis aquí, sino Dios.” José entendió que por encima del odio que sus hermanos le tuvieron, que por encima de haber sido vendido, que no importaba haber sido encarcelado injustamente y haber sido olvidado, Dios había tenido un plan que era llevarle a donde él estaba.
Dios tiene un plan con cada uno de nosotros, lo sepamos o no, el problema no está en Dios, está en nuestra percepción de las cosas.
Dios es soberano, hace lo que lo que quiere, cuando quiere, como quiere y cuando quiere, no somos nadie para recriminarle nada a Dios “¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo modela: Por qué me hiciste así?” No se le puede protestar a Dios, Dios tiene el control de nuestras vidas, nada ocurre porque sí, todo es parte del plan perfecto y de la voluntad perfecta de Dios Padre, ¿estás pasando malos momentos? “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar”. ¿Estás contento? “Cante alabanzas”. ¿Estás enfermo? “Él es que sana todas tus enfermedades”. ¿Estás tambaleándote? “En Dios descansan mi salvación y mi gloria; la roca de mi fortaleza, mi refugio está en Dios.” Y sobre todo confía en el Dios soberano que hará que todo vaya según su voluntad.
Dios les bendiga abundantemente.

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