sábado, 24 de febrero de 2018

Leyendo... Proverbios 5




LECTURA DIARIA:
Proverbios 5

La imagen de la mujer seductora concluye con una advertencia.
Esta «mujer extraña» es una prostituta. Por diferentes razones, proverbios contiene muchas advertencias en contra de las relaciones sexuales ilícitas. En primer lugar, el encanto de una prostituta se utiliza como un ejemplo de cualquier tentación para hacer el mal o para abandonar la búsqueda de sabiduría. En segundo lugar, la inmoralidad sexual de cualquier tipo fue y sigue siendo extremadamente peligrosa. Destruye la vida familiar.
Desgasta nuestra capacidad de amar. Degrada a los seres humanos y los convierte en objetos. Puede ocasionar enfermedades. Puede dar como resultado hijos no deseados. Tercero, la inmoralidad sexual va en contra de la ley de Dios.
Toda persona debería estar en guardia en contra de los que usan la adulación o zalamería que la llevará a pecar. El mejor consejo es tomar un desvío y aun evitar la conversación con tales personas.
Al final de su vida, será muy tarde para pedir consejo. Cuando el deseo se activa plenamente, la gente no quiere consejo, sino satisfacción. El mejor momento para aprender sobre los peligros y el disparate de ir tras las relaciones sexuales ilícitas (o cualquier cosa perjudicial) es mucho antes de que aparezca la tentación. Es más fácil resistir si la decisión ya se ha tomado de antemano.
«Bebe el agua de tu misma cisterna» es una ilustración de la fidelidad en el matrimonio. Significa disfrutar el cónyuge que Dios le ha dado. En tierras desérticas, el agua es valiosa, y un pozo es la posesión más importante de una familia. En la época del Antiguo Testamento se consideraba un crimen robar agua de un pozo ajeno, así como era un crimen tener relaciones sexuales con la mujer de otro hombre. En ambos casos el ofensor ponía en peligro la salud y seguridad de una familia.
En contraste con la mayor parte de lo que leemos, vemos y oímos hoy, este pasaje exhorta a las parejas a buscar en su cónyuge satisfacción y compañerismo para toda la vida.
Dios ordenó el matrimonio y lo santificó, y solo dentro de esta relación de compromiso se puede encontrar la satisfacción y el amor verdaderos.
No era la intención de Dios de que la fidelidad en el matrimonio fuera aburrida, sin vida, sin placer y monótona. Las relaciones sexuales son regalo que Dios da a la gente casada para su goce mutuo. La verdadera felicidad surge cuando decidimos buscar el placer en la relación que Dios nos ha dado o nos dará, y comprometernos para hacerlo agradable para nuestro cónyuge. El verdadero peligro es dudar de que Dios nos conoce y se preocupa por nosotros. Entonces puede ser que nos resintamos por su tiempo y busquemos placer sexual imprudentemente, sin su bendición.
Sin poder esconderse de Dios, al impío le espera un triste fin.


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