martes, 20 de febrero de 2018

Leyendo... Proverbios 1




LECTURA DIARIA:
Proverbios 1

En el libro de proverbios, el sentido que se le da a la sabiduría es de sabiduría práctica o sea la prudencia. Habla de la capacidad de actuar en una forma apropiada en un tiempo oportuno. 

El temor de Jehová es expresado de diversas maneras, este es el tema que se repite a lo largo de todo el texto como la clave, el medio, el secreto, para alcanzar la verdadera sabiduría.
No es el terror hacia alguien que oprime, sino ese tipo de temor o respeto que nos lleva a obedecer al ser más sabio del universo, Dios.
El autor da relieve a su mensaje destacando los contrastes entre realidades o principios opuestos. Por ejemplo el necio y el sabio.
Nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras. Esto es especialmente cierto en nuestra casa. Los niños aprenden valores, moral y prioridades al observar todos los días cómo actúan y reaccionan sus padres. Si estos muestran una profunda reverencia y dependencia en Dios, los niños captarán esas actitudes.
La instrucción de los padres no debe ser una carga o una molestia, sino un realce, una forma de aumentar los atractivos personales, como una joya que se usa con mucho gozo.
En este tiempo de tanta información, el conocimiento es abundante, pero hay falta de sabiduría. Sabiduría significa mucho más que simplemente saber mucho. Es una actitud básica que influye en cada aspecto de la vida. El fundamento de la sabiduría es temer a Dios: honrarlo y respetarlo, vivir maravillados por su poder y obedecer su Palabra. La fe en Dios debe ser la base para su comprensión del mundo, sus actitudes y sus acciones.
Nos advierte también de lo que puedan argumentar los pecadores es una manera práctica de preparar a un hijo para resistir sus sugerencias. Pero la elección corresponde al hijo.
El pecado atrae porque ofrece una vía rápida hacia la prosperidad y nos hace sentir como si fuéramos uno de la multitud. Cuando nos dejamos llevar por los demás y nos negamos a escuchar la verdad, nuestros apetitos se vuelven en amos y haremos cualquier cosa para satisfacerlos. Pero el pecado, si bien es atractivo, es mortal. Debemos aprender a elegir, no en base a una apariencia deslumbrante o de un placer a corto plazo, sino de acuerdo a los efectos a largo plazo. A veces esto significa evitar a quienes quieren incitarnos a realizar actividades que sabemos que son malas. No podemos ser amigos del pecado sin esperar que se afecte nuestra vida.
Darse a la codicia es una de las trampas seguras de satanás. Comienza cuando planta la sugerencia de que no podemos vivir sin cierta posesión o más dinero. Luego ese deseo aviva su propio fuego hasta convertirse en una obsesión que lo consume todo.

Dios desea comunicarnos sus pensamientos. Para recibir su consejo, debemos estar dispuestos a escuchar. No podemos permitir que la soberbia obstaculice nuestro camino. La soberbia es pensar que nuestra sabiduría y nuestros deseos son superiores a los de Dios. Si pensamos que sabemos más que El o sentimos que no necesitamos su dirección, hemos caído en una soberbia necia y desastrosa.
Muchos proverbios señalan que el «fruto de su camino» será las consecuencias que la gente experimentará en esta vida. Ante la disyuntiva de elegir la sabiduría de Dios o persistir en independencia rebelde, muchos deciden seguir solos. Los problemas que tales personas se crean terminarán destruyéndolos.

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