domingo, 31 de agosto de 2025

Un momento... Cuidado con la crueldad de estos tiempos

 


UN MOMENTO CON DIOS

Cuidado con la crueldad de estos tiempos

 

“El hombre misericordioso hace bien a su propia alma; más el cruel se atormenta a sí mismo.”  (Proverbios 11. 17)

 

La crueldad es una manifestación directa del pecado en el corazón humano. Se expresa en acciones duras, indiferentes o despiadadas contra otros seres humanos, ignorando su sufrimiento y dignidad. La Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis, condena la crueldad y exalta la compasión, la misericordia y la justicia como cualidades del carácter de Dios y de sus verdaderos hijos.

Proverbios 11.17 revela una verdad profunda: la crueldad no solo daña al prójimo, sino que también corrompe el corazón del que la práctica. Una persona cruel, aunque parezca fuerte o triunfadora, en realidad vive en tinieblas internas, alejada del amor de Dios.

La Palabra de Dios nos muestra que la crueldad no es simplemente una actitud equivocada, sino una ofensa directa contra la voluntad del Señor. En Miqueas 6. 8 se nos recuerda qué es lo que Dios espera del ser humano: “hacer justicia, amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.” El cristiano está llamado a ser un reflejo del carácter de Cristo, quien nunca actuó con crueldad, aun cuando fue maltratado y despreciado. Su respuesta al odio fue el amor, y a la violencia, el perdón.

Jesús dijo en Mateo 5. 7: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” Este principio revela que nuestra actitud hacia los demás tiene un peso eterno. Quienes siembran compasión, cosechan gracia; quienes siembran crueldad, cosechan juicio.

En un mundo donde la crueldad se ha vuelto común, desde palabras hirientes hasta actos de violencia e injusticia, el creyente debe ser luz. No podemos cerrar los ojos ante el sufrimiento ajeno ni justificar el maltrato en ninguna forma. La verdadera espiritualidad se mide por la forma en que tratamos a los más débiles, a los que no pueden devolvernos nada.

Dios es justo, y un día juzgará toda crueldad. Pero también es misericordioso, y llama al arrepentimiento a los que han actuado con dureza. Su gracia transforma corazones de piedra en corazones de carne.

Que cada uno de nosotros escoja vivir con la ternura, la justicia y la compasión que reflejan el amor de Cristo.

Dios les bendiga abundantemente.

 

 

 

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