UN MOMENTO CON DIOS
El hombre de los últimos
tiempos: Aborrecedores de lo bueno
“Sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno.” (2 Timoteo 3. 3)
El apóstol Pablo continúa su advertencia sobre los tiempos difíciles que
vendrán.
Este versículo retrata un
deterioro profundo del carácter humano cuando se aleja de Dios, y resalta
especialmente el problema de la calumnia y el odio.
La calumnia es una herramienta
destructiva usada para dañar la reputación de otros con mentiras o medias
verdades. Es un veneno que destruye amistades, divide familias, siembra
desconfianza en la comunidad y debilita a la iglesia. Detrás de cada calumnia
hay orgullo, envidia, rencor o malicia, y quien la practica está cooperando con
el enemigo, cuyo título en Apocalipsis 12. 10 es “el acusador de nuestros
hermanos”.
El odio, por su parte, es una
manifestación del corazón endurecido. Cuando el amor se enfría, como Jesús
advirtió que ocurriría en los últimos tiempos (Mateo 24. 12), el odio ocupa su
lugar. Este odio puede expresarse de forma activa, con violencia y crueldad, o
de manera pasiva, con indiferencia, desprecio o deseos de mal. Pablo menciona
que las personas serían “aborrecedores de lo bueno”, lo cual indica una inversión
moral: se celebra el mal y se desprecia la verdad.
Ambas actitudes, calumnia y
odio, destruyen la comunión, la justicia y la paz. Son señales claras de una
sociedad que ha rechazado a Dios. Sin embargo, el creyente está llamado a vivir
de forma opuesta: como pacificador, veraz, misericordioso y lleno de amor. No
debemos dejarnos arrastrar por la cultura de odio o las conversaciones llenas
de juicio. Más bien, debemos ser luz en medio de las tinieblas, hablando con
verdad, pero con gracia, denunciando el pecado sin despreciar a las personas.
En estos tiempos, cuando la
calumnia y el odio se han vuelto comunes, el testimonio de un creyente que ama,
perdona y habla con integridad es más poderoso que nunca. Que nuestra vida
refleje el carácter de Cristo, quien nunca calumnió, y que incluso amó a sus
enemigos. Solo así seremos verdaderamente sal y luz en medio de un mundo roto.
Dios les bendiga
abundantemente.

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