martes, 26 de agosto de 2025

Un momento... ¿Quién es nuestro prójimo?

 


UN MOMENTO CON DIOS

¿Quién es nuestro prójimo?

 

“Ahora bien, ¿cuál de los tres te parece que fue el prójimo del hombre atacado por los bandidos? —preguntó Jesús. El hombre contestó: —El que mostró compasión. Entonces Jesús le dijo: —Así es, ahora ve y haz lo mismo”. (Lucas 10. 36 – 37)

 

La parábola del Buen Samaritano, contada por Jesús en Lucas 10. 30 - 37, es una de las enseñanzas más poderosas sobre el amor al prójimo. Ante la pregunta de un intérprete de la ley: “¿Y quién es mi prójimo?”, Jesús responde con una historia que trasciende religiones, culturas y prejuicios.

Un hombre es atacado por ladrones y dejado medio muerto en el camino. Pasa un sacerdote, luego un levita, ambas figuras religiosas reconocidas, pero ninguno se detiene a ayudar. Finalmente, un samaritano, alguien despreciado por los judíos, se compadece, lo atiende, lo cura y se encarga de su bienestar. Irónicamente, el marginado actúa como verdadero prójimo, mientras los "religiosos" ignoran al necesitado.

Esta parábola confronta una religiosidad vacía que no se traduce en acción. Nos recuerda que el amor al prójimo no se limita a los que son como nosotros, a nuestros amigos o a los que comparten nuestra fe. Jesús rompe los límites sociales y culturales y redefine al prójimo como cualquier ser humano en necesidad, sin importar su origen, raza o creencia.

El Buen Samaritano representa el corazón compasivo de Dios. Nos enseña que el amor verdadero se demuestra con hechos concretos: detenerse, acercarse, tocar, cuidar, invertir tiempo y recursos. No basta con sentir lástima desde lejos; el amor cristiano nos mueve a actuar.

También hay un llamado profundo a examinar nuestro propio comportamiento. ¿Nos parecemos más al sacerdote que pasa de largo por conveniencia o al samaritano que se involucra a pesar del costo? En un mundo donde el individualismo y la indiferencia predominan, Jesús nos llama a vivir una fe activa, práctica y misericordiosa.

Ser prójimo es más que un concepto; es una decisión diaria. Es abrir los ojos al dolor ajeno y responder con amor. Que esta parábola nos inspire a vivir con compasión real, sin barreras ni excusas, siguiendo el ejemplo de Cristo, quien fue el Buen Samaritano perfecto para nosotros, curando nuestras heridas con Su amor y gracia.

Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario