martes, 12 de agosto de 2025

Un momento... Abuso de poder

 


UN MOMENTO CON DIOS

Abuso de poder

 

“¡Qué aflicción les espera a los jueces injustos y a los que emiten leyes injustas! Privan a los pobres de la justicia y les niegan sus derechos a los necesitados de mi pueblo. Explotan a las viudas y se aprovechan de los huérfanos”. (Isaías 10. 1 – 2)

 

 

A lo largo de la historia, los gobiernos autoritarios han sido una realidad dolorosa para muchos pueblos. La Biblia no ignora esta situación, y en varios pasajes reconoce la existencia de líderes injustos que abusan del poder, oprimen a los débiles y gobiernan con soberbia y violencia. Aunque Dios establece las autoridades para el bien común (Romanos 13. 1), no todas las autoridades actúan conforme a su voluntad, y cuando el poder se corrompe, se convierte en instrumento de injusticia.

En Eclesiastés 5. 8 leemos: “Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles...” Esto nos muestra que la opresión no es nueva, pero también nos recuerda que Dios no es indiferente ante ella. En muchos momentos de la Escritura, Dios se presenta como defensor del pobre, del huérfano y del oprimido. En el Éxodo, Él escucha el clamor de su pueblo esclavizado en Egipto y actúa para liberarlos. En Isaías, denuncia a los gobernantes que promueven leyes injustas y explotan al débil (Isaías 10. 1 - 2)

Jesús mismo, durante su ministerio, no buscó el poder político, pero sí confrontó las estructuras de poder religioso y social que cargaban al pueblo con cargas que ellos mismos no tocaban. Su mensaje fue uno de esperanza para los oprimidos y de advertencia para los poderosos que vivían de la injusticia. La Biblia enseña que todo gobierno debe rendir cuentas ante Dios, y que ningún tirano permanecerá para siempre.

Los creyentes estamos llamados a orar por nuestras autoridades (1 Timoteo 2. 1 - 2), pero también a ser voz profética cuando esas autoridades se alejan de la justicia. Como ciudadanos del Reino de Dios, debemos vivir con integridad, denunciar la opresión y practicar la justicia en nuestra esfera de influencia. Dios ve, Dios escucha y, a su tiempo, obra. La esperanza del creyente está en que Cristo es el Rey justo, y su Reino, a diferencia de los reinos corruptos de este mundo, es eterno, verdadero y lleno de paz.

Dios les bendiga abundantemente.

 

 

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