UN MOMENTO CON DIOS
Abuso de poder
“¡Qué aflicción les espera a los jueces injustos y a los que emiten leyes injustas! Privan a los pobres de la justicia y les niegan sus derechos a los necesitados de mi pueblo. Explotan a las viudas y se aprovechan de los huérfanos”. (Isaías 10. 1 – 2)
A lo largo de la historia, los
gobiernos autoritarios han sido una realidad dolorosa para muchos pueblos. La
Biblia no ignora esta situación, y en varios pasajes reconoce la existencia de
líderes injustos que abusan del poder, oprimen a los débiles y gobiernan con
soberbia y violencia. Aunque Dios establece las autoridades para el bien común
(Romanos 13. 1), no todas las autoridades actúan conforme a su voluntad, y
cuando el poder se corrompe, se convierte en instrumento de injusticia.
En Eclesiastés 5. 8 leemos:
“Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la
provincia, no te maravilles...” Esto nos muestra que la opresión no es nueva,
pero también nos recuerda que Dios no es indiferente ante ella. En muchos
momentos de la Escritura, Dios se presenta como defensor del pobre, del
huérfano y del oprimido. En el Éxodo, Él escucha el clamor de su pueblo
esclavizado en Egipto y actúa para liberarlos. En Isaías, denuncia a los
gobernantes que promueven leyes injustas y explotan al débil (Isaías 10. 1 - 2)
Jesús mismo, durante su
ministerio, no buscó el poder político, pero sí confrontó las estructuras de
poder religioso y social que cargaban al pueblo con cargas que ellos mismos no
tocaban. Su mensaje fue uno de esperanza para los oprimidos y de advertencia
para los poderosos que vivían de la injusticia. La Biblia enseña que todo
gobierno debe rendir cuentas ante Dios, y que ningún tirano permanecerá para
siempre.
Los creyentes estamos llamados
a orar por nuestras autoridades (1 Timoteo 2. 1 - 2), pero también a ser voz
profética cuando esas autoridades se alejan de la justicia. Como ciudadanos del
Reino de Dios, debemos vivir con integridad, denunciar la opresión y practicar
la justicia en nuestra esfera de influencia. Dios ve, Dios escucha y, a su
tiempo, obra. La esperanza del creyente está en que Cristo es el Rey justo, y
su Reino, a diferencia de los reinos corruptos de este mundo, es eterno,
verdadero y lleno de paz.
Dios les bendiga abundantemente.

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