UN MOMENTO CON DIOS
El hombre de los últimos
tiempos: decadencia espiritual y moral
“Traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios.” (2 Timoteo 3. 4)
En 2 Timoteo 3. 4, el apóstol
Pablo continúa su descripción de las características de los hombres en los
postreros días, diciendo:
Este versículo es parte de una lista de actitudes que muestran la decadencia
espiritual y moral de la humanidad cuando se aleja de Dios. Entre todas, una de
las más impactantes es la frase “amadores de los deleites más que de Dios”.
Amar los placeres no es en sí
mismo malo. Dios nos creó con la capacidad de disfrutar la vida, la familia, la
naturaleza, el descanso, y muchas bendiciones más. El problema está cuando los
placeres se convierten en el centro de nuestra vida, desplazando a Dios. Cuando
el deseo de satisfacer el cuerpo, el ego o los impulsos se impone por encima de
la voluntad divina, caemos en idolatría.
Esta actitud es muy visible
hoy en día. Vivimos en una cultura obsesionada con la gratificación inmediata,
donde el lema es “haz lo que te haga feliz”, sin importar las consecuencias. El
entretenimiento, el consumo excesivo, el hedonismo y el culto al “yo” dominan
la mente de muchas personas. En este contexto, buscar a Dios, negarse a uno
mismo y llevar la cruz diaria (Lucas 9. 23) suena anticuado o incluso absurdo
para muchos.
Pero el creyente verdadero
debe nadar contra esta corriente. Amar a Dios sobre todas las cosas implica
renunciar a ciertos placeres que nos alejan de Él, y tener la disciplina
espiritual de poner Su voluntad por encima de nuestros deseos. Jesús dijo:
“Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6. 21).
Si nuestro mayor tesoro es Dios, entonces viviremos para agradarle, no para
complacer nuestros caprichos.
El llamado de este versículo
es claro: no permitamos que el amor por lo temporal eclipse nuestro amor por lo
eterno. Que nuestro corazón no se enrede en los placeres pasajeros del mundo,
sino que arda por conocer, servir y deleitarnos en Dios, quien es la verdadera
fuente de gozo eterno.
Dios les bendiga
abundantemente.

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