miércoles, 20 de agosto de 2025

Un momento... La fe siempre va acompañada de acciones

 


UN MOMENTO CON DIOS

La fe siempre va acompañada de acciones


“Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” (Santiago 2. 12 - 14)

 

Este pasaje nos confronta con una de las verdades más esenciales del cristianismo: la fe verdadera siempre va acompañada de acciones coherentes. Santiago no niega la salvación por gracia mediante la fe, pero sí afirma que una fe auténtica produce fruto visible. Una fe que no se traduce en misericordia, compasión, justicia y obediencia práctica, es una fe muerta.

La “ley de la libertad” a la que se refiere Santiago no es una licencia para hacer lo que uno quiera, sino una referencia al evangelio de Cristo, que nos libera del pecado para vivir una vida guiada por el amor. Seremos juzgados conforme a esta ley, no en base a rituales religiosos, sino por cuánto permitimos que la gracia de Dios transformara nuestras vidas.

Santiago también enfatiza la importancia de la misericordia. Quien ha recibido el perdón y el amor de Dios, está llamado a extenderlo a los demás. El juicio sin misericordia será para quien no tuvo misericordia, lo que refleja la enseñanza de Jesús en la parábola del siervo sin compasión (Mateo 18. 23 -35). Pero también nos da una esperanza poderosa: “la misericordia triunfa sobre el juicio”. Dios ama extender su perdón y espera que sus hijos hagan lo mismo.

Por último, Santiago desafía las falsas confesiones de fe. No basta con decir “yo creo”; si esa fe no produce obras, acciones concretas de obediencia, justicia y amor, es una fe vacía. Las obras no nos salvan, pero revelan si nuestra fe es genuina.

Que nuestra vida refleje una fe viva, activa y misericordiosa. Que hablemos y actuemos como quienes han sido transformados por la gracia, sabiendo que seremos juzgados por cómo vivimos esa fe delante de Dios y del prójimo.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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