Un momento... Lo que Dios aborrece

 

UN MOMENTO CON DIOS

Lo que Dios aborrece

 

 “Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.”(Proverbios 6. 16 – 19)

 Este pasaje no es solo una enumeración de pecados, sino una advertencia seria sobre el tipo de actitudes que corrompen el alma, destruye comunidades y rompen la comunión con Dios. Lo más impactante es que estas acciones no se centran en errores accidentales, sino en comportamientos profundamente ligados al carácter y a la vida diaria.

Los “ojos altivos” hablan del orgullo, una actitud de superioridad que desprecia a los demás. La “lengua mentirosa” refleja cómo nuestras palabras pueden causar daño, distorsionar la verdad y herir la confianza. Las “manos que derraman sangre inocente” muestran la violencia, ya sea física, emocional o incluso por medio de la injusticia. El “corazón que maquina el mal” representa intenciones ocultas y manipulaciones. Los “pies presurosos para el mal” revelan una disposición activa para hacer lo incorrecto. El “testigo falso” es símbolo de la injusticia legal y social. Finalmente, “el que siembra discordia entre hermanos” representa a quien destruye la unidad del pueblo de Dios.

Esta lista revela cuánto valora Dios la integridad, la verdad, la justicia y la paz. Él no solo se desagrada de las acciones malvadas, sino también de las actitudes internas que las originan. Por eso, como creyentes, debemos examinarnos a la luz de este pasaje. No basta con evitar el mal visible; debemos permitir que el Espíritu Santo transforme nuestro carácter desde adentro.

La sabiduría de Proverbios nos llama a rechazar todo lo que Dios aborrece y abrazar lo que Él ama: la humildad, la verdad, la justicia, el amor y la unidad. Que nuestras vidas reflejen el carácter de Cristo, viviendo de manera que honremos a Dios con nuestras acciones, palabras y pensamientos.

Dios les bendiga abundantemente.