miércoles, 17 de agosto de 2016

Leyendo... Levítico capítulo 7

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LECTURA DIARIA:
Levítico capítulo 7

Este capítulo contiene una continuación de las leyes que habían de regular el deber de los sacerdotes respecto a las ofrendas por transgresión. Los mismos reglamentos regían en este caso como en el de los holocaustos, parte había de ser quemada en el altar, mientras que otra parte era para los emolumentos de los sacerdotes.
El sacrificio de la ofrenda por el pecado y el de la ofrenda por la culpa, era repartido entre el altar y el sacerdote; el que ofrendaba no tenía parte como en las ofrendas de paz.
En cuanto a la ofrenda de paz, Dios los dejó más en libertad en la expresión de su sentido de misericordia, que en la expresión de su sentido de pecado; para que sus sacrificios siendo ofrendas voluntarias, fueran más aceptables; aunque al obligarlos a traer los sacrificios expiatorios, Dios muestra la necesidad de la gran Propiciación.
El sacrificio de paz estaba dividido en tres tipos según el propósito: ofrenda de acción de gracias, ofrenda de voto y ofrenda voluntaria.
Una ofrenda de acción de gracias era apropiada cuando alguien quería demostrar agradecimiento a Dios, como cuando se recuperaba de una enfermedad seria o después de sobrevivir a una peligrosa calamidad. Una ofrenda de voto se ofrecía como cumplimiento de un voto. La ofrenda voluntaria, en cambio, no requería de ninguna ocasión ni motivo especial.
La grosura era considerada una de las mejores porciones; de aquí que era apropiado dedicarla sólo a Dios. Porque la sangre era el río de vida y la vida era un regalo de Dios y sólo de El, la sangre tenía que retornar a Dios y no ser usada por el pueblo.
La razón principal de que la sangre estuviera prohibida, era que el Señor había señalado la sangre para la expiación. Este uso, siendo figurativo, tuvo su fin en Cristo que por su sangre y el derramamiento de sangre, hizo que cesaran los sacrificios. Por tanto, esta ley no está ahora vigente para el creyente.
El pecho y la espaldilla derecha eran para el sacerdote oficiante. Cuando se daba muerte al sacrificio, el mismo ofrendante debía presentar la parte de Dios; con esto representaba su alegría de ofrendar a Dios. Con sus propias manos tenía que elevarlo como señal de que consideraba a Dios como Dios del cielo y, luego, debía mecerlo de uno a otro lado como señal de que consideraba a Dios como el Señor de toda la tierra.
Dios dio a su pueblo muchas instrucciones y rituales que tenían que seguir. Todos los rituales en Levítico eran para enseñar al pueblo importantes lecciones. Pero después de un tiempo, el pueblo se volvió indiferente hacia el significado de estos rituales y empezaron a perder contacto con Dios.

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