viernes, 19 de agosto de 2016

Leyendo... Levítico capítulo 9

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LECTURA DIARIA:
Levítico capítulo 9

Las órdenes sobre estas cosas sagradas seguían llegando a Moisés, siendo extraordinarias las circunstancias. Pero él sólo era al medio de comunicar la voluntad divina a los sacerdotes recién constituidos. 


El primero de sus actos oficiales fue el sacrificio de otra ofrenda propiciatoria para expiar los defectos de los servicios inaugurales; y sin embargo, aquel sacrificio no consistió en un buey, sacrificio establecido por alguna transgresión particular; sino en un becerro, tal vez, no sin una referencia significativa al pecado de Aarón en lo del becerro de oro. Luego siguió la ofrenda quemada, expresiva de la devoción completa y voluntaria de sus personas al servicio divino. Habiendo hecho esto los sacerdotes recién consagrados a favor de sí mismos, fueron invitados a ofrecer una ofrenda de expiación y ofrenda quemada a favor del pueblo; terminándose el ceremonial con una ofrenda de las paces, que era una fiesta sagrada.
El mandato “haz la reconciliación por ti y por el pueblo” al comienzo de su funciones sagradas, proporciona una evidencia notable del origen divino del sistema judaico de culto. Entre los hebreos los sacerdotes eran obligados a ofrecer por la expiación de sus propios pecados así como por la del más humilde del pueblo.
La gloria de Dios apareció a vista del pueblo y aceptó lo que ellos habían hecho. En un despliegue de su grandioso poder, Dios envió fuego desde el cielo para consumir la ofrenda de Aarón.
Ese fuego podía justamente haber sido precipitado sobre el pueblo consumiéndolos por sus pecados pero al consumir el sacrificio significó la aceptación de Dios de ello como expiación por el pecador.
El pueblo fue aceptado por este descubrimiento de la gloria y gracia de Dios.

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