domingo, 21 de agosto de 2016

Leyendo... Levítico capítulo 11

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LECTURA DIARIA:
Levítico capítulo 11

Dios había prohibido estrictamente comer la carne de ciertos animales "inmundos"; para asegurarse de ello, incluso prohibió tocarlos. Quería que el pueblo estuviera completamente apartado de aquellas cosas que El había prohibido. 
Este énfasis en la pureza o la inmundicia era parte del plan divino para enseñarle al pueblo de Israel la diferencia entre las dos condiciones. La tarea de aprender a distinguir entre lo santo y lo inmundo no sólo era responsabilidad personal e individual de los sacerdotes, sino que tenían la obligación de enseñarla al resto del pueblo de Israel.
Para adorar, la gente necesitaba estar preparada. Había algunos actos de desobediencia, algunos actos naturales (tales como el parto, la menstruación, o el sexo), o algunos accidentes (tales como tocar un cuerpo muerto o enfermo) que harían a una persona ceremonialmente impura y por lo tanto impedida de participar en la adoración. Esto no implicaba que hayan pecado o fueran rechazadas por Dios, pero aseguraba que toda adoración fuera hecha decentemente y con orden.
Este capítulo describe muchas de las situaciones intencionales o accidentales que podrían descalificar a una persona de la adoración hasta que fuera "purificada" o rehabilitada. Una persona tenía que estar preparada para la adoración.
Estas reglas van más allá de comer correctamente ciertas cosas. Estos versículos ofrecen una clave para comprender todas las leyes y regulaciones de Levítico. Dios quería que su pueblo fuera santo, (apartado, diferente, único) así como El es santo. El sabía que tenían solo dos opciones: apartarse y ser santo, o comprometerse con sus vecinos paganos y llegar a ser corruptos. Por eso es que los sacó de la idolatría de Egipto y los apartó como una nación única, dedicada a adorarle sólo a El y vivir vidas morales. Este también es el motivo por el cual diseñó leyes y restricciones para ayudarles a mantenerse separados, tanto social como espiritualmente, de la maldad de las naciones paganas que habrían de encontrar en Canaán.

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