LECTURA
DIARIA:
Génesis
capítulo 49. 22 – 33. Bendición a José y a Benjamín
Las últimas
dos bendiciones de Jacob fueron dirigidas a los hijos de su mujer amada,
Raquel.
La bendición
para José fue una de las más largas, al igual que la de Judá. No es de extrañar,
ya que ellos dos fueron los que recibieron los derechos de primogenitura en la
familia de Jacob.
La bendición
para José también estaba relacionada con su nombre. En hebreo es “Yosef”,
que significa: Él añadirá.
Con José, el
Señor añadió un hijo a la familia de Jacob. Pero ese nombre resultó
profético, porque todo lo que él tocaba, prosperaba. La vida de José se
caracterizó por ser fructífera y muy productiva, lo cual fue de gran bendición,
no sólo para él sino para los que le rodeaban. En la bendición se hace
referencia a esto.
A pesar de
todas las aflicciones y contratiempos que sufrió José en su vida, él nunca se
olvidó de Dios. El conocía quién era Dios, y ese conocimiento le ayudó a
sobreponerse a cualquier adversidad, lo cual también está reflejado en la
bendición que su padre le dio.
A José le fue
dado el derecho de primogenitura, en lugar de Rubén (1 de Crónicas 5.1).
El primogénito recibía una doble porción; por ello, José recibió el privilegio
de tener dos tribus. Sus dos hijos, Efraín y Manasés, fueron adoptados
como hijos de Jacob, y se les dio el derecho de formar dos tribus en el pueblo
de Israel. Ambas tribus fueron muy prósperas y fructíferas.
Manasés
recibió el territorio más grande de todas las tribus, a ambos lados del Río Jordán.
Efraín
recibió un territorio más pequeño, pero crucial, ya que estaba en el corazón de
Israel. De esta tribu salieron líderes importantes, entre los cuales está
Josué.
Cuando la
nación de Israel se dividió en dos, Efraín se quedó como líder en las tribus
del norte, y se llevó el nombre de Israel, el cual era el derecho del
primogénito. (El líder de las tribus del Sur fue Judá, y de allí vienen
los judíos).
El problema
con la tribu de Efraín es que no expulsaron a todos los cananeos de su
territorio. Ellos se quejaron con Josué por no tener suficiente
territorio para el gran número de personas que tenían.
La bendición
final de Jacob para su hijo pequeño Benjamín fue la siguiente: “Benjamín
es lobo rapaz; de mañana devora la presa, y a la tarde reparte los
despojos”. (Génesis 49.27)
De nuevo,
Jacob usa un animal como analogía para su bendición. En el caso de
Benjamín, lo compara con un lobo. Jacob vio que su hijo tenía un espíritu
guerrero. Pero así como toda habilidad, ésta puede ser usada para bien o
para mal. En el caso de Benjamín, su ferocidad corría el riesgo de ser usada en
violencia, y así sucedió en tiempos de los jueces.
El territorio
asignado a la tribu de Benjamín estaba localizado en un lugar estratégico,
entre las dos tribus líderes: Judá y Efraín.
En su
territorio se encuentran varias ciudades importantes: Jericó, Betel, Gibeón,
Ramá y Mizpa, pero sin dudas la más famosa es Jerusalén. Mucha gente
piensa que Jerusalén está en el territorio de Judá, pero en realidad está en la
frontera de ambas tribus, pero del lado de Benjamín. Sin embargo, quien
la conquistó de manos de los jebuseos no fueron los de Benjamín sino David,
quien es de la tribu de Judá.
No todos los
hijos de Abraham ni todos los hijos de Isaac fueron incluidos en la formación
del pueblo de Dios. Pero con Jacob se termina el proceso de selección, ya
que todos sus hijos fueron elegidos para formar parte del pueblo de Israel.
“Todas estas
son las doce tribus de Israel, y esto es lo que les dijo su padre cuando los
bendijo. A cada uno lo bendijo con la bendición que le correspondía”. (Génesis
49.28)
Luego de
bendecir a sus hijos y cumplir el propósito de su vida, Jacob expiró.
Es como si
estuviera esperando la oportunidad de bendecir a sus hijos antes de morir.
Pero no murió sin antes indicarles a sus hijos dónde quería ser sepultado.
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