jueves, 2 de junio de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 32



LECTURA DIARIA:
Génesis capítulo 32

Luego de haber estado veinte años en el exilio, Jacob finalmente iba en camino de regreso a la Tierra Prometida. 

Su retorno marca el momento en que los descendientes de Abraham finalmente dejaron atrás su tierra de origen y su parentela.  Esta separación se hizo formal con el “pacto de separación” entre Labán y Jacob tal como lo vimos en el cap. 31. 
Ya no había vuelta atrás.  Jacob había quemado el puente por el que podía huir.  Ahora no le quedaba más que ir hacia adelante y enfrentar al hermano que lo amenazó de muerte muchos años atrás.
En ese momento, Dios le envió un mensaje de ánimo a Jacob, haciéndole ver que el Señor estaba complacido con su retorno a la Tierra Prometida. 
Dios les envió ángeles para cuidarlos en su camino.
Jacob necesitaba saber que el Señor lo acompañaba en su regreso, ya que iba a encontrarse con su hermano Esaú.
Jacob pudo tratar de pasar desapercibido, pero no lo hizo.   Aunque Esaú estaba lejos, Jacob decidió enviarle un mensaje contándole de su regreso.  En lugar de “evadir” la confrontación, podría decirse que la provocó.  Sin embargo, lo hizo de una forma humilde.  Él quería arreglar las cosas con su hermano de una vez por todas.
Esaú no respondió al mensaje de Jacob.  Simplemente salió a su encuentro, acompañado de 400 hombres.  Eso no daba la impresión de ser un encuentro amistoso, sino el preámbulo de un ataque.  Jacob dividió a la familia en dos y los mandó al otro lado del río para protegerlos.
Jacob tomó sus precauciones, pero la defensa más importante fue que Jacob clamó a Dios pidiéndole protección.  En ese momento, él le recordó a Dios la promesa que El le había hecho de traerlo con bien de regreso a la Tierra.
Jacob apeló a lo que Dios le había dicho.  Jacob había obedecido, y ahora le pedía a Dios que cumpliera su parte.  También hizo referencia a la promesa de Abraham, la cual él recibió de su padre como herencia espiritual. Jacob ya había visto que Dios cumple Su Palabra, y por eso oró con fe, sabiendo que Dios es bueno y justo.  También oró con humildad, reconociendo que no merecemos la misericordia divina, pero Dios la da porque nos ama.
Jacob no reaccionó violentamente a la amenaza de Esaú viniendo acompañado de tantos hombres, sino que se quedó en su lugar, esperando la llegada de su hermano.  Pero no se quedó con los brazos cruzados, sino que dispuso hacer algo para ganarse su favor, enviarle regalos por adelantado.
Aun así, Jacob no podía poner su confianza total en los regalos.  Sabía que tenía que proteger a su familia y ponerlos a salvo, en caso que los regalos no fueran suficientes para ganarse el favor de Esaú.
Jacob llevó a su familia al otro lado del río.  La rivera de ese río es muy accidentada, lo cual lo hace difícil cruzar.  De esta forma, los protegería, o por lo menos haría difícil que los alcanzaran.
Pero Jacob se quedó del lado del río en que venía Esaú. 
En su regreso a la Tierra Prometida, Jacob estaba anticipando el encuentro que tendría con su hermano Esaú.  Pero antes de encarar a su hermano, Jacob tuvo otro encuentro con un hombre con quien Jacob comenzó a luchar.  Evidentemente pelearon por mucho tiempo, y antes del amanecer el hombre quería irse, pero Jacob no quería.
Jacob no preguntó la identidad del hombre, pero este sí a Jacob. La pregunta seguramente lo sacudió.  Si le preguntaba su nombre, es porque no se conocían.  Pero el hombre no hizo la pregunta por desconocer la identidad de Jacob, sino para cambiar su identidad.
Para entonces, Jacob ya se había dado cuenta que no peleaba con un hombre común y corriente, sino con alguien especial, hasta divino.  El quería saber exactamente con quién había luchado, sin embargo, el “hombre” no quiso revelarle su identidad.
Jacob supo que había visto a Dios. La Biblia dice que un hombre, sin haber sido santificado, no puede ver a Dios porque muere.  Dios es tan santo que nadie puede sobrevivir ante Su Presencia y Gloria pura.
Pero hay una excepción a esto, y es Jesucristo, quien es Dios, pero se despojó de su gloria para poder estar entre los hombres.  Si Jacob estuvo ante Dios y vivió, quiere decir que estuvo con Jesús.  Esta es una de muchas teofanías que aparecen en el Antiguo Testamento. 
El Señor bendijo a Jacob, y como parte de la bendición, le cambió el nombre.
ISRAEL en hebreo es “Yisrael”.  El significado de esta palabra no es completamente claro, pero algunos creen que significa: “Dios prevalecerá”
Esta bendición fue muy importante, porque allí nació la nación de Israel.  A partir de este momento, todos los hijos van a ser incluidos en el pueblo que Dios, como parte de la promesa a Abraham, Isaac y Jacob. Esta es la semilla del pueblo de Israel. 

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