LECTURA
DIARIA:
Génesis
capítulo 33
En este
capítulo 33 de Génesis leemos sobre el encuentro de Jacob con su hermano Esaú.
Ya habían pasado veinte años desde que Jacob había salido huyendo de la furia
de su hermano. Sin duda se preguntaba si Esaú todavía le guardaba
resentimiento o ya lo había perdonado. A primera vista, parecía que
venía con ánimos de pelear, ya que venía acompañado de una gran compañía de
hombres. En vista de eso, Jacob protegió a su familia de un posible ataque
de Esaú.
Jacob actuó
con mucha sabiduría en su encuentro con Esaú. No se puso en una actitud
agresiva sino defensiva. Pero lo más importante es que actuó con mucha
humildad.
La herencia
que Esaú escogió fue ser rey de los chacales del desierto, en lugar de ser
siervo de Dios. Por eso lo vemos fuera de la Tierra Prometida.
Esaú venía
acompañado de 400 hombres, dispuestos a pelear. Pero la actitud de
humildad de Jacob desarmó a Esaú.
En lugar de
atacarlo, Esaú se emocionó al verlo y lo abrazó. Luego quiso conocer a su
familia.
Luego de
conocer a la familia, Esaú le preguntó a Jacob acerca de los regalos que le
había enviado en el camino.
Esaú no
quería comprometerse con Jacob, y por eso le dijo que él tenía suficiente, y no
necesitaba nada. Pero Jacob le explicó que los regalos eran de reconocimiento,
y no de compromiso.
Jacob no
quería ir a Edom, sino a la
Tierra Prometida. Aunque allí fuera peregrino y
extranjero, para él esa era la tierra que Dios le había prometido darle a sus
descendientes. Esa era la tierra que consideraba su herencia eterna.
El problema
es que Jacob no sabía cómo decirle esto a Esaú. Sin duda quería evitar
que su hermano se enojara de nuevo.
La intención
de Jacob no era seguir a Esaú a Seir, sino seguir su camino hacia la Tierra Prometida.
Mientras que
Esaú regresó a su tierra en Seir (hoy, al sur de Jordania), Jacob tomó rumbo
hacia la Tierra
Prometida. Pero antes de cruzar el Río Jordán, se
detuvieron temporalmente en Sucot.
Es curioso
que “Sucot” era la palabra hebrea para “tabernáculos o cabañas”.
También es el nombre de la última fiesta de redención que celebra
la vida de los israelitas en el desierto, justamente antes de entrar a la Tierra Prometida.
Finalmente
entra a la Tierra
Prometida , luego de los 20 años que estuvo en exilio. Sin
duda era un momento muy significativo en la vida de Jacob.
El salió solo
de la Tierra
Prometida , y ahora regresaba con una gran familia.
Jacob hizo
dos actos muy significativos al entrar a la Tierra Prometida,
compró tierras y levantó un altar a Dios y lo llamó El-Elohe-Israel que
significa: “Dios, el Dios de Israel”
Con este
acto, Jacob estaba haciendo una declaración muy importante: estaba reconociendo
que el Dios de Abraham e Isaac también era su Dios, el Dios de Israel (el nuevo
nombre que el Señor le había dado).
Ya entrado en
la Tierra Prometida ,
el lugar que Jacob escogió para asentarse fue Siquem. Este lugar es el
mismo en el que Dios mandó construir un altar cuando los israelitas entraron
a la Tierra
Prometida. Está situado entre dos montes: Ebal y
Gerizim. También allí fue donde Abraham se detuvo, y construyó un altar.
(Génesis 12. 6,7)
Siquem era
una tierra idónea para alimentar al ganado. Más tarde, veremos que los
hijos de Jacob regresan allí con sus rebaños (Gen. 38.1-2).
Aunque era
ideal para el oficio de Jacob, como ganadero, en realidad no era donde Jacob
debía permanecer. Pronto Dios lo va a llamar para que siga su camino,
siguiendo los pasos de Abraham. Siquem tampoco era ideal porque los habitantes
tenían otro estilo de vida.
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