jueves, 16 de junio de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 46



LECTURA DIARIA:
Génesis capítulo 46

Cuando Jacob se enteró de que su hijo José todavía vivía, naturalmente quiso ir a buscarlo inmediatamente.
  Pero, en el camino se dio cuenta de lo que esto implicaba.  Aunque Jacob quería ver a su hijo José, no quería salir de la Tierra que Dios le había prometido para su descendencia.  
Salir de la tierra, especialmente a su edad, conllevaba el riesgo de ya no regresar más.  Jacob se encontraba en un dilema, por un lado, el propósito de su vida estaba conectado con la tierra; por el otro lado, su hijo José lo esperaba en Egipto. Seguramente el corazón de Jacob estaba partido.  Por eso buscó dirección de Dios. En Beerseba, Abraham e Isaac habían invocado el Nombre de Dios.
Beerseba era la ciudad más al sur de la Tierra Prometida; después de esta, comenzaba el camino a través del desierto que lleva a Egipto.  En el pasado, Dios le había dicho a Isaac que no descendiera a Egipto, y él nunca dejó la Tierra Prometida.  Si Jacob salía de la Tierra Prometida, ¿seguiría vigente la promesa de Dios de heredarla a sus hijos?
Ante este dilema, Jacob buscó a Dios.  Lo buscó, y lo halló.  Dios le respondió a través de una visión nocturna. 
La respuesta de Dios calmó la preocupación de Jacob.  El Señor le aclaró que era Su voluntad que Jacob y toda su familia fueran a Egipto.
Teniendo la aprobación y la dirección de Dios, Jacob ya marchó con la seguridad de estar en la voluntad divina.  Ahora tenía la libertad de gozarse plenamente en el encuentro con su hijo José.
Se menciona que TODOS los Hijos de Israel fueron a Egipto. Los menciona por nombre, y al final dice que eran setenta descendientes de Jacob que llegaron a Egipto. 
Jacob no se dirigió a la capital de Egipto, donde José se encontraba.  Más bien, se quedó en Gosén, una tierra adecuada para todo el ganado que llevaban.  Desde allí, Jacob mandó a informar a José que ya habían llegado.
José no podía a esperar más, y fue de inmediato a encontrar a su padre.
Fue un encuentro muy emocional, sin lugar a dudas.  Jacob no sólo vio a su hijo que tanto amaba, sino que vio cómo el Señor había cumplido todos sus sueños.  Pudo ver la mano de Dios al llevarlos allí para preservarles la vida; pero también, como Él le reveló, los llevó allí para hacer de ellos una gran nación.   
Gosén es el territorio que el Faraón luego le concedería a la familia de Jacob para mantener su ganado. 
En Egipto no era bien visto el oficio de pastor.  Dios lo sabía, y era parte de su estrategia; por eso llevó a los Hijos de Israel a Egipto para que no se mezclaran con otros pueblos sino que formaran una nación apartada.  Jacob y sus hijos iban a vivir en Egipto, pero no se iban a mezclar con los egipcios.

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