LECTURA
DIARIA:
Éxodo
capítulo 1
Los primeros
versículos de este libro, lo conectan con el relato del libro del Génesis, y
presentan una lista de los primeros que llegaron a Egipto, pasando rápidamente
por alto los años transcurridos.
El versículo 7 de este primer capítulo
continúa con el informe ofrecido en el Génesis.
Como hemos ya
afirmado, Éxodo es la continuación del Génesis. Con la muerte de José concluía
el Génesis. El versículo 6 nos dice que José, todos sus hermanos y toda aquella
generación, habían muerto.
En Génesis
46, Dios había dicho que Israel se convertiría en una nación grande y con una
población numerosa en el país de Egipto. El versículo 7, nos indica que aquella
profecía se había cumplido realmente.
Un nuevo
Faraón había llegado al trono de Egipto, que nunca había oído hablar de José.
Quizás los Hicsos, o reyes pastores, que eran semitas, habiendo sido depuestos
en el pasado por la dinastía anterior de reyes egipcios, ocupaban ahora
nuevamente el trono. Al no haber conocido a José, el nuevo soberano no se
consideraba en deuda con aquel ni con sus descendientes.
Había surgido
una generación que ignoraba el nombre de José, y así ocurrió que el héroe de su
época, famoso por el papel que había desempeñado en la supervivencia de aquel
país, era ahora solo un desconocido.
El nuevo Faraón temía que los
israelitas fueran tan numerosos que pudieran organizarse y amenazar su reino.
Los hizo esclavos para matar su espíritu y detener su crecimiento. La
esclavitud era una práctica antigua utilizada por casi todas las naciones para
"emplear" al pueblo conquistado y a otros cautivos.
Es casi seguro que las grandes
pirámides de Egipto fueron construidas mediante el trabajo de los esclavos.
Aunque Israel no era una nación conquistada, el pueblo era extranjero y poseía
menos derechos que los nativos egipcios.
Los egipcios
trataron de acabar con el pueblo hebreo al forzarlo a la esclavitud y al
maltratarlo. Pero en lugar de eso, los hebreos se multiplicaron y se hicieron
más fuertes.
Entonces el faraón
se dio cuenta del notable crecimiento numérico de aquel pueblo de esclavos y
habló con las parteras de las mujeres hebreas.
Las parteras
hebreas ayudaban a las mujeres a dar a luz y cuidaban a los bebés hasta que la
madre se recuperaba.
Cuando Faraón
ordenó a las parteras que mataran a los bebés hebreos varones, se lo estaba
pidiendo a las personas equivocadas. Las parteras estaban para ayudar a nacer,
no para matar. Estas mujeres mostraron un gran valor y amor a Dios arriesgando
sus vidas al desobedecer la orden de Faraón.
Dios las bendijo
porque salvaron las vidas de niños inocentes.
Pero el
faraón endureció aún más su corazón y al ver que las mujeres hebreas seguían
dando a luz, mandó arrojar al río a todos los bebés varones que les nacieran y
solo preservaran la vida a las niñas.
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