lunes, 27 de junio de 2016

Leyendo... Éxodo capítulo 1


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LECTURA DIARIA:
Éxodo capítulo 1

Los primeros versículos de este libro, lo conectan con el relato del libro del Génesis, y presentan una lista de los primeros que llegaron a Egipto, pasando rápidamente por alto los años transcurridos.
El versículo 7 de este primer capítulo continúa con el informe ofrecido en el Génesis.
Como hemos ya afirmado, Éxodo es la continuación del Génesis. Con la muerte de José concluía el Génesis. El versículo 6 nos dice que José, todos sus hermanos y toda aquella generación, habían muerto.
En Génesis 46, Dios había dicho que Israel se convertiría en una nación grande y con una población numerosa en el país de Egipto. El versículo 7, nos indica que aquella profecía se había cumplido realmente. 
Un nuevo Faraón había llegado al trono de Egipto, que nunca había oído hablar de José. Quizás los Hicsos, o reyes pastores, que eran semitas, habiendo sido depuestos en el pasado por la dinastía anterior de reyes egipcios, ocupaban ahora nuevamente el trono. Al no haber conocido a José, el nuevo soberano no se consideraba en deuda con aquel ni con sus descendientes.
Había surgido una generación que ignoraba el nombre de José, y así ocurrió que el héroe de su época, famoso por el papel que había desempeñado en la supervivencia de aquel país, era ahora solo un desconocido.
El nuevo Faraón temía que los israelitas fueran tan numerosos que pudieran organizarse y amenazar su reino. Los hizo esclavos para matar su espíritu y detener su crecimiento. La esclavitud era una práctica antigua utilizada por casi todas las naciones para "emplear" al pueblo conquistado y a otros cautivos.
Es casi seguro que las grandes pirámides de Egipto fueron construidas mediante el trabajo de los esclavos. Aunque Israel no era una nación conquistada, el pueblo era extranjero y poseía menos derechos que los nativos egipcios.
Los egipcios trataron de acabar con el pueblo hebreo al forzarlo a la esclavitud y al maltratarlo. Pero en lugar de eso, los hebreos se multiplicaron y se hicieron más fuertes.
Entonces el faraón se dio cuenta del notable crecimiento numérico de aquel pueblo de esclavos y habló con las parteras de las mujeres hebreas.
Las parteras hebreas ayudaban a las mujeres a dar a luz y cuidaban a los bebés hasta que la madre se recuperaba.
Cuando Faraón ordenó a las parteras que mataran a los bebés hebreos varones, se lo estaba pidiendo a las personas equivocadas. Las parteras estaban para ayudar a nacer, no para matar. Estas mujeres mostraron un gran valor y amor a Dios arriesgando sus vidas al desobedecer la orden de Faraón.
Dios las bendijo porque salvaron las vidas de niños inocentes.
Pero el faraón endureció aún más su corazón y al ver que las mujeres hebreas seguían dando a luz, mandó arrojar al río a todos los bebés varones que les nacieran y solo preservaran la vida a las niñas.

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