LECTURA
DIARIA:
Génesis
capítulo 35
Los sucesos
ocurridos en Siquem, la violación de Dina y la subsiguiente venganza por parte
de Simeón y Levi obligaron a la familia de Jacob a salir de ese lugar.
Finalmente siguieron su camino hacia el sur.
Jacob no sólo
debía visitar a sus padres, sino tenía otra misión en esa dirección, regresar a
Betel, donde había hecho un voto a Dios.
Si Dios había
cumplido su parte, ahora Jacob debía cumplir con la suya y para ello debía ir a
Betel, que en hebreo quiere decir: “Casa de Dios”.
Jacob se
preparó para ir a encontrarse de nuevo con el Señor en Betel, el lugar donde
tuvo la visión de los cielos abiertos. Pero antes, él pidió a su familia
que se prepararan.
Sorprende
saber que la familia de Jacob tenía ídolos paganos. Eran costumbres que
habían adquirido en Harán, al igual que en Siquem. Pero además Jacob lo había
permitido.
Para Jacob
había llegado el momento de limpiar su casa. Y debía hacerlo antes de
encontrarse con el Dios de Israel.
Jacob dejó
enterrado en Siquem su vida pasada. Ahora estaba a punto de comenzar una
nueva etapa de su vida.
Respondiendo
al llamado de Dios, Jacob dejó Siquem, y se dirigió a Betel con toda su
familia. Allí él tenía un voto que cumplir al Señor.
En Betel,
Dios se le volvió a aparecer a Jacob. En esta ocasión no fue en un sueño,
sino en una visitación.
Es
interesante que la Biblia
diga que “volvió de Padán-aram” cuando en realidad venía de Siquem. Esta
es una forma de decir que Jacob debió ir directamente a Betel en su regreso a la Tierra Prometida ,
en lugar de haberse quedado en Siquem. Si lo hubiera hecho, seguramente
se hubiera ahorrado el gran dolor que su familia acababa de pasar, con la
violación de Dina y la venganza de Levi y Simeón.
En Betel,
Dios le dio a Jacob propósito e identidad.
Ante este
mensaje tan importante, Jacob decidió levantar un pilar, como monumento y
testimonio de lo que Dios le había revelado.
En la primera
ocasión que Dios le cambió el nombre, Jacob estaba peleando y
resistiéndose. Pero ahora Jacob ya no tendría que luchar más con los
hombres ni con Dios. En Peniel, Jacob luchó con Dios, pero en Betel le
encontró.
En Betel, Jacob
encontró su reposo en Dios. Al dejar Betel, Jacob siguió su camino hacia
el sur, en busca de sus padres, quienes habitaban en Hebrón. Pero en el camino,
sucedió algo que trajo tanto alegría como tristeza a Jacob, Raquel dio a luz a
su segundo hijo, pero ella murió en el parto.
Luego de
enterrar a Raquel, Jacob siguió su camino hacia el sur, pero antes se quedó por
un tiempo cerca de un lugar llamado Migdal-Eder, que quiere decir “Torre
del rebaño”. Probablemente permaneció un tiempo allí para apacentar a sus
rebaños en buenos pastos.
Allí
aconteció otra hecho grave, Rubén uno de los hijos de Jacob, cometió un grave
pecado, contra Dios y contra su padre. Esa acción le costó su derecho de
primogenitura.
Después de
esto, Jacob decidió no perder más tiempo e ir a la casa de su padre Isaac.
Llegó a tiempo, antes que su padre muriera; pero Isaac falleció poco tiempo
después, como si estuviera esperando a ver a su hijo para poder descansar en
paz.
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