domingo, 5 de junio de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 35



LECTURA DIARIA:
Génesis capítulo 35

Los sucesos ocurridos en Siquem, la violación de Dina y la subsiguiente venganza por parte de Simeón y Levi obligaron a la familia de Jacob a salir de ese lugar. Finalmente siguieron su camino hacia el sur. 

Jacob no sólo debía visitar a sus padres, sino tenía otra misión en esa dirección, regresar a Betel, donde había hecho un voto a Dios.   
Si Dios había cumplido su parte, ahora Jacob debía cumplir con la suya y para ello debía ir a Betel, que en hebreo quiere decir: “Casa de Dios”.
Jacob se preparó para ir a encontrarse de nuevo con el Señor en Betel, el lugar donde tuvo la visión de los cielos abiertos.  Pero antes, él pidió a su familia que se prepararan.
Sorprende saber que la familia de Jacob tenía ídolos paganos.  Eran costumbres que habían adquirido en Harán, al igual que en Siquem. Pero además Jacob lo había permitido. 
Para Jacob había llegado el momento de limpiar su casa.  Y debía hacerlo antes de encontrarse con el Dios de Israel.
Jacob dejó enterrado en Siquem su vida pasada.  Ahora estaba a punto de comenzar una nueva etapa de su vida.
Respondiendo al llamado de Dios, Jacob dejó Siquem, y se dirigió a Betel con toda su familia.  Allí él tenía un voto que cumplir al Señor. 
En Betel, Dios se le volvió a aparecer a Jacob.  En esta ocasión no fue en un sueño, sino en una visitación. 
Es interesante que la Biblia diga que “volvió de Padán-aram” cuando en realidad venía de Siquem.  Esta es una forma de decir que Jacob debió ir directamente a Betel en su regreso a la Tierra Prometida, en lugar de haberse quedado en Siquem.  Si lo hubiera hecho, seguramente se hubiera ahorrado el gran dolor que su familia acababa de pasar, con la violación de Dina y la venganza de Levi y Simeón. 
En Betel, Dios le dio a Jacob propósito e identidad.
Ante este mensaje tan importante, Jacob decidió levantar un pilar, como monumento y testimonio de lo que Dios le había revelado. 
En la primera ocasión que Dios le cambió el nombre, Jacob estaba peleando y resistiéndose.  Pero ahora Jacob ya no tendría que luchar más con los hombres ni con Dios.  En Peniel, Jacob luchó con Dios, pero en Betel le encontró. 
En Betel, Jacob encontró su reposo en Dios. Al dejar Betel, Jacob siguió su camino hacia el sur, en busca de sus padres, quienes habitaban en Hebrón. Pero en el camino, sucedió algo que trajo tanto alegría como tristeza a Jacob, Raquel dio a luz a su segundo hijo, pero ella murió en el parto.
Luego de enterrar a Raquel, Jacob siguió su camino hacia el sur, pero antes se quedó por un tiempo cerca de un lugar llamado Migdal-Eder, que quiere decir “Torre del rebaño”. Probablemente permaneció un tiempo allí para apacentar a sus rebaños en buenos pastos.
Allí aconteció otra hecho grave, Rubén uno de los hijos de Jacob, cometió un grave pecado, contra Dios y contra su padre.  Esa acción le costó su derecho de primogenitura. 
Después de esto, Jacob decidió no perder más tiempo e ir a la casa de su padre Isaac. Llegó a tiempo, antes que su padre muriera; pero Isaac falleció poco tiempo después, como si estuviera esperando a ver a su hijo para poder descansar en paz.

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