LECTURA
DIARIA:
Génesis
capítulo 40
José fue
enviado a prisión injustamente, por una acusación falsa de la esposa de su amo
(Génesis 39.11-20). El hizo lo correcto, pero lo castigaron
injustamente. Ante eso, José pudo haberse amargado, pero no lo
hizo.
El supo mantener una buena actitud, a pesar de las
circunstancias.
José era tan
buen líder que adondequiera que iba, todos confiaban en él, porque hacía todo
con excelencia. Su padre Jacob confió en José como líder (Génesis
37.13-14), al igual que lo hizo Potifar (Génesis 39.6). Aún en la
cárcel, José comenzó a destacar.
A pesar de
que estaba en la cárcel, el Señor estaba con José. Dios estaba con José
en las buenas y en las malas. Dios fue bueno con él, no evitándole pasar
por pruebas sino permitiendo que pase lo que sea necesario para hacer de él una
mejor persona.
Todas las
cosas ayudan para bien (Romanos 8.28), y José salió de la cárcel en una
posición mucho mejor que la que entró.
Estando José
en la cárcel, él conoció a personas que habían estado al servicio del rey.
El jefe de la
cárcel puso a cargo de José a los siervos del Faraón, el panadero y el copero
real, quienes habían sido encarcelados por sospechas de traición.
Estando a su
cuidado, José se preocupaba por el copero y el panadero. Por eso les
preguntó qué les pasaba cuando los vio decaídos. Si no se hubiera
preocupado por ellos, no le hubieran contado sus sueños, y él no habría tenido
la oportunidad de interpretar los sueños, lo cual va a cambiar el destino de
José.
Aquí vemos
que José estaba consciente que sus hermanos no lo habían vendido, sino que los
madianitas lo habían secuestrado y vendido. También se declara inocente
del crimen del que se le acusaba.
Así como era
inocente José, también lo era el copero del rey. El sueño era profético, y le
revelaba que él sería liberado de la cárcel y restituido a su posición.
Animado por
el mensaje positivo del sueño del copero, el panadero se animó a contar su
sueño a José para que lo interpretara también.
El sueño del
panadero no era positivo como la del copero. Pero, a pesar de lo negativo
del mensaje, José habló la verdad. Tal como José lo dijo, así sucedió.
El copero no
respondió en favor de José, y la
Biblia enfatiza esto haciendo doble mención, “no se acordó”;
“se olvidó de él”.
Aunque
parezca malagradecido de parte del copero, no debemos olvidar que Dios está
sobre todo y Él lo permitió. Tal vez si hubiera sido liberado en ese
momento, José se hubiera regresado a Canaán, en lugar de quedarse en
Egipto para cumplir el propósito por el cual había llegado allí. O tal
vez José todavía tenía que aprender algo. O tal vez no era el tiempo
indicado.
El tiempo de
Dios para José llegaría dos años más tarde. El copero va a acordarse de
José por otro sueño, y ese será el tema del siguiente capítulo.
Como veremos,
Dios tenía planes más grandes para José que simplemente ser un hombre
libre.
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