LECTURA
DIARIA:
Génesis
capítulo 38
Judá fue
quien propuso la venta de José como esclavo, y es probable que se sintiera
culpable. El vio el dolor que eso le causó a su padre, y tal vez no pudo seguir
viéndolo sufrir.
La familia de
Jacob se vio grandemente afectada por lo que había sucedido. Ahora
faltaban dos hermanos en la familia: José y Judá.
Cuando Judá
se apartó de su familia, se refugió en Adulam, un pueblo al oriente de Hebrón.
Allí conoció a la hija del líder, y la tomó por mujer.
En lugar de
llevar a la mujer a la casa de su padre, Judá se fue a vivir a la casa del
padre de ella. Allí tuvieron tres hijos, los cuales fueron criados al
estilo de vida cananeo. Cuando su hijo mayor creció, le consiguió mujer
entre las jóvenes cananeas.
Judá se había
alejado de Jacob, y probablemente del Dios su padre, pero el Señor no se había
olvidado de él. A los ojos de Dios, Judá seguía siendo parte de la
familia de Israel, por lo tanto, el Señor iba a ordenar sus pasos hasta que él
regresara. Esto incluyó hacer a un lado a los hijos de Judá, los cuales
no pertenecían al pueblo de Dios ni de mentalidad ni de corazón.
En los
tiempos bíblicos era muy importante tener hijos, ya que a través de ellos se
mantenía vivo el nombre del padre. El hijo mayor de Judá, Er, se había
casado pero no había tenido hijos. Por lo tanto, la única manera de
mantener vivo su nombre era que la viuda tuviera un hijo de un pariente de su
esposo. Para este efecto, había una ley que en la Biblia se conoce como “Ley
del Levirato” Según la tradición, en los casos en que el hermano no
aceptara darle hijos al fallecido, la sociedad lo obligaba a llevar una señal
de vergüenza, la cual consistía en caminar con un pie descalzo. La
familia entera cargaba con la vergüenza pública, ya que se le llamaba “la
familia del descalzo”.
Todo esto se
hacía por la importancia que se le daba a mantener vivo el nombre de la familia
y del linaje, en especial si se trataba del hijo primogénito.
Dado que el
hijo primogénito de Judá murió sin tener descendencia, él decidió aplicar a su
familia la ley del levirato.
Cabe resaltar
que Onán, el hermano de Er, no se negó a tener relaciones con Tamar, sino sólo
se negó a darle descendencia a su hermano. Sólo la usó por placer, pero
no cumplió con su deber. Ante esto, Dios lo juzgó y también le quitó la vida.
Ahora sólo le
quedaba un hijo a Judá, pero Sela era muy joven para casarse.
Tamar, la
viuda de Er y ahora de Onán, quedó esperando y esperando, pero el día nunca
llegó, porque Judá no tenía la intención de cumplir con su palabra. Tal
vez Judá llegó a creer que la culpa de la muerte de sus dos hijos mayores era
la mujer, Tamar. Pero la realidad es que la verdadera causa había sido el
pecado de sus hijos.
Pero ella no
se quedó con los brazos cruzados. Trazó un plan para tener un hijo, y así
ser considerada como parte de la familia de Judá.
Tamar
encontró el momento en que Judá estaba más vulnerable. Por un lado, él
estaba sin mujer pues su esposa acababa de morir. Por otro lado,
probablemente estaba embriagado, ya que venía de trasquilar las ovejas, para lo
cual hacían grandes fiestas.
Tamar no
estaba prostituyéndose para obtener paga, sino que su objetivo era quedar
embarazada con alguien de la familia de su esposo.
Las prendas
que le pidió como prueba de pago eran significativas: El sello: un anillo con
el que se sello. El cordón: listón o cuerda en el cual iba colgado el sello. El
báculo: era una vara de apoyo usada por los pastores, pero algunas llevaban sus
nombres grabados.
Las prendas
que pidió no le iban a servir de nada a ella más que para identificar al hombre
que se las dio.
Pero la
verdad salió a luz pocos meses después. Judá se precipitó a juzgar a Tamar sin
saber que él era el responsable de todo.
Tal vez nos
cueste pensar que Tamar sea “justa” luego de lo que hizo. Pero lo que Judá
quiso decir es que ella era “más justa que él”. La falta de Tamar era
menor que la de él. De esta forma, Judá por fin reconoció su propia
falta. Allí comenzó el proceso de limpiar su vida, el cual culminará en
su encuentro con José.
Más adelante
en la Biblia
vemos que de la línea de Fares vino David, y luego Jesús.
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