miércoles, 8 de junio de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 38



LECTURA DIARIA:
Génesis capítulo 38

La Biblia hace referencia a la historia de Judá porque hubo un tiempo en que él se apartó de sus hermanos.

La Biblia no hace referencia explícita a la razón de su partida; sin embargo, puede ser que esa decisión haya tenido que ver con lo que sucedió con José, ya que se menciona como un paréntesis entre la venta de José (cap. 37) y la vida de José en Egipto (cap. 39). 
Judá fue quien propuso la venta de José como esclavo, y es probable que se sintiera culpable. El vio el dolor que eso le causó a su padre, y tal vez no pudo seguir viéndolo sufrir. 
La familia de Jacob se vio grandemente afectada por lo que había sucedido.  Ahora faltaban dos hermanos en la familia: José y Judá. 
Cuando Judá se apartó de su familia, se refugió en Adulam, un pueblo al oriente de Hebrón. Allí conoció a la hija del líder, y la tomó por mujer.
En lugar de llevar a la mujer a la casa de su padre, Judá se fue a vivir a la casa del padre de ella.  Allí tuvieron tres hijos, los cuales fueron criados al estilo de vida cananeo.  Cuando su hijo mayor creció, le consiguió mujer entre las jóvenes cananeas.
Judá se había alejado de Jacob, y probablemente del Dios su padre, pero el Señor no se había olvidado de él.  A los ojos de Dios, Judá seguía siendo parte de la familia de Israel, por lo tanto, el Señor iba a ordenar sus pasos hasta que él regresara.  Esto incluyó hacer a un lado a los hijos de Judá, los cuales no pertenecían al pueblo de Dios ni de mentalidad ni de corazón.
En los tiempos bíblicos era muy importante tener hijos, ya que a través de ellos se mantenía vivo el nombre del padre.  El hijo mayor de Judá, Er, se había casado pero no había tenido hijos.  Por lo tanto, la única manera de mantener vivo su nombre era que la viuda tuviera un hijo de un pariente de su esposo. Para este efecto, había una ley que en la Biblia se conoce como “Ley del Levirato” Según la tradición, en los casos en que el hermano no aceptara darle hijos al fallecido, la sociedad lo obligaba a llevar una señal de vergüenza, la cual consistía en caminar con un pie descalzo.  La familia entera cargaba con la vergüenza pública, ya que se le llamaba “la familia del descalzo”.
Todo esto se hacía por la importancia que se le daba a mantener vivo el nombre de la familia y del linaje, en especial si se trataba del hijo primogénito.
Dado que el hijo primogénito de Judá murió sin tener descendencia, él decidió aplicar a su familia la ley del levirato.
Cabe resaltar que Onán, el hermano de Er, no se negó a tener relaciones con Tamar, sino sólo se negó a darle descendencia a su hermano.  Sólo la usó por placer, pero no cumplió con su deber. Ante esto, Dios lo juzgó y también le quitó la vida.
Ahora sólo le quedaba un hijo a Judá, pero Sela era muy joven para casarse.
Tamar, la viuda de Er y ahora de Onán, quedó esperando y esperando, pero el día nunca llegó, porque Judá no tenía la intención de cumplir con su palabra.  Tal vez Judá llegó a creer que la culpa de la muerte de sus dos hijos mayores era la mujer, Tamar.  Pero la realidad es que la verdadera causa había sido el pecado de sus hijos. 
Pero ella no se quedó con los brazos cruzados.  Trazó un plan para tener un hijo, y así ser considerada como parte de la familia de Judá.   
Tamar encontró el momento en que Judá estaba más vulnerable.  Por un lado, él estaba sin mujer pues su esposa acababa de morir.  Por otro lado, probablemente estaba embriagado, ya que venía de trasquilar las ovejas, para lo cual hacían grandes fiestas. 
Tamar no estaba prostituyéndose para obtener paga, sino que su objetivo era quedar embarazada con alguien de la familia de su esposo. 
Las prendas que le pidió como prueba de pago eran significativas: El sello: un anillo con el que se sello. El cordón: listón o cuerda en el cual iba colgado el sello. El báculo: era una vara de apoyo usada por los pastores, pero algunas llevaban sus nombres grabados.
Las prendas que pidió no le iban a servir de nada a ella más que para identificar al hombre que se las dio.
Pero la verdad salió a luz pocos meses después. Judá se precipitó a juzgar a Tamar sin saber que él era el responsable de todo.
Tal vez nos cueste pensar que Tamar sea “justa” luego de lo que hizo. Pero lo que Judá quiso decir es que ella era “más justa que él”.  La falta de Tamar era menor que la de él.  De esta forma, Judá por fin reconoció su propia falta.  Allí comenzó el proceso de limpiar su vida, el cual culminará en su encuentro con José.
La Biblia narra esta historia porque era muy importante el nacimiento de estos dos hijos gemelos, Fares y Zara, en la genealogía de la familia de Israel. 
Más adelante en la Biblia vemos que de la línea de Fares vino David, y luego Jesús. 

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