LECTURA
DIARIA:
Génesis
capítulo 49. 1 - 4
Antes de
morir, Jacob convocó a todos sus hijos para bendecir a cada uno. En la
cultura bíblica, esa última bendición del padre era muy importante, y era
considerada como parte de la herencia que un padre les dejaba a sus
hijos.
La bendición
de Jacob no consistía en desear buenas cosas para los hijos. La bendición
bíblica no está basada en “buenos deseos”, sino en una apreciación
profética. Está basada en la apreciación del carácter de cada hijo, según
el padre lo aprecia con ojos espirituales. En otras palabras, la
“bendición paterno” son palabras proféticas que reflejan lo que el padre ve con
ojos espirituales en los hijos.
Lo curioso de
la bendición final de Jacob es que sus palabras no sólo iban dirigidas a sus
hijos, sino que estaban proyectadas también a su descendencia después de
ellos.
Jacob tuvo
una revelación de lo que acontecería en los “días venideros”. El texto en
hebreo dice: Ajarit HaYamim, que literalmente significa: últimos días.
En ese tiempo
Jacob llegó a entender que el proceso de selección ya había terminado.
Dios no iba a elegir a uno de sus hijos y rechazar a otros. A partir de
ese momento, todos iban a formar parte de la nación que Dios estaba formando
para traer bendición a todas las familias de la Tierra , tal como lo había prometido
a Abraham e Isaac (Génesis 12.1-3; 26:3-4).
A
continuación veremos las bendiciones que Jacob le dio a cada uno de sus hijos.
La bendición
final para Rubén, tal vez nos parezca una extraña forma de bendecir, ya que son
palabras fuertes. Pero recordemos que esta bendición final es una
profecía.
Rubén era el
hijo primogénito de Jacob. Como tal, le pertenecía el liderazgo de la
familia y la doble porción, los cuales eran los derechos de primogenitura (Deuteronomio
21.17). Sin embargo, en sus últimas palabras, Jacob le dijo a Rubén que él
había perdido su derecho como primogénito, a causa del pecado que había
cometido.
En el Libro
de las Crónicas, donde se presenta la cronología de los Hijos de Israel, se
explica a quién le fue cedido esos derechos de primogenitura en la familia de
Israel. (1 de Crónicas 5.1)
Jacob
describe a Rubén como “incontrolable como el agua”. Rubén era un hombre
que se dejaba llevar por las emociones, en lugar de guiarse por los principios.
Alguien así no puede ser un buen líder. Si no pudo contenerse de
acostarse con la concubina de su padre, difícilmente lo haría en otras cosas.
No sólo Rubén
perdió el liderazgo de Israel, sino también sus descendientes. En toda la
historia de la nación, nadie sobresalió de esa tribu.
Jacob sabía
que Rubén no había sido el mejor líder entre los hermanos. Por eso no le
convenía que él se quedara con la autoridad en la familia.
Mañana
seguiremos viendo las bendiciones de Jacob al resto de sus hijos en el capítulo
49 de Génesis.
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