domingo, 12 de junio de 2016

Leyendo... Génesis capítulo 42



LECTURA DIARIA:
Génesis capítulo 42

No sólo en Egipto hubo hambre, sino en toda la región, incluyendo Canaán.   Gente de todos lados llegaron a Egipto en busca de alimento, entre ellos la familia de Jacob.
 
Jacob era un hombre próspero.  Pero el hambre y las sequías afectan a todos por igual.  La familia de Jacob tenía mucho ganado, pero no tenía como alimentarlo; contaban con riqueza y posesiones, pero no tenía a quien comprarle alimento para su familia.  Por eso, Jacob decidió mandar a sus hijos a Egipto para comprar grano.
Los hijos de Jacob fueron a Egipto con la misión de comprar grano, pero no sospechaban que en ese viaje se cruzarían con su hermano José.  Sin embargo, no lo reconocieron, pues él ya no era el joven que fue vendido como esclavo, sino que era todo un hombre que se había convertido en el gobernador de Egipto.
En ese instante se cumplió el sueño que Dios le había dado a José cuando era joven (Génesis 37.6-10): Sus hermanos se inclinaron ante él.  Era un momento histórico e importante para José, pero también emocional.  Seguramente en ese momento surgieron sentimientos cruzados, alegría por ver a su familia, pero dolor por la traición.  Fue un momento de prueba en el que José tuvo que decidir entre la venganza o el perdón.
A primera vista, podría parecer que quería “vengarse” de sus hermanos; pero más tarde se hace evidente que sus actos no estaban motivados por la venganza, sino por los sueños que Dios le había dado.
Si el plan de José hubiera sido vengarse de sus hermanos, lo hubiera podido hacer con facilidad.  Pero es evidente que sus intenciones eran otras y sus acciones eran parte de una estrategia.  José no reveló de inmediato su identidad como “hermano”, pues él tenía un plan.
El plan de José era averiguar que sobre su hermano Benjamín, quien era el otro hijo de Raquel.  Quería averiguar si ellos se habían arrepentido de lo que le hicieron a él y cómo se habían comportado con su hermano menos, quien seguramente había ocupado su lugar como preferido de su padre.
José acusó a sus hermanos de ser espías, pero ellos siguieron defendiéndose.
Al presionarlos, José obtuvo la información que quería, su hermano y su padre vivían todavía.  Naturalmente, él no iba a creer solamente su palabra, sino que quería verlo con sus propios ojos.
Tal vez en el fondo, José tuvo la tentación de vengarse de sus hermanos.  Pero se tomó tres días para procesarlo.  Luego de ese tiempo, cambió las condiciones, en lugar de que todos menos uno se quedaran, él dijo que sólo uno tendría que quedarse como garantía para traer al hermano menor.
Con esta prueba, lo que estaba en el corazón de los hermanos salió a luz.  Les entró un sentimiento de culpabilidad.  Evidentemente ellos tenían su conciencia manchada, ya que pensaron que todo eso les acontecía por lo que habían hecho a José.  
José se conmovió al oír la confesión de sus hermanos. José no se vengó; ni siquiera les cobró el grano que había comprado.  Él les estaba dando la oportunidad de probar que habían cambiado.
Cuando los hermanos, regresaron a Canaán, le contaron a su padre todo lo que había sucedido.  También le contaron que debían regresar con Benjamín, para liberar a Simeón y para poder comprar más alimento.  Pero Jacob no reaccionó bien a esa noticia.
En este momento, vemos a Rubén tratando de tomar un lugar protagónico, como primogénito de Jacob. 
Probablemente Rubén estaba tratando de congraciarse con Jacob, ya que luego de haber pecado contra su padre, cayó en desgracia (Génesis 35.22). 
Jacob siguió mostrando preferencia por los hijos de Raquel; él prefirió correr el riesgo de perder a Simeón que a Benjamín. 

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