UN MOMENTO CON DIOS
Lección de perseverancia.
“Ese hombre es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y jamás se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hace, le sale bien!” (Salmo 1. 1)
¿Nos hemos puesto a observar
la actitud de los pájaros ante las adversidades? Están días y días haciendo su
nido, recogiendo materiales a veces traídos desde largas distancias.
Y cuando ya está terminado y
están prontos para poner los huevos, las inclemencias del tiempo o la obra de
ser humano o de algún animal lo destruye y tira por suelo lo que tanto esfuerzo
se logró.
¿Qué hace el pájaro? ¿Se
paraliza, y abandona la tarea?
¡De ninguna manera! Vuelve a
comenzar, una y otra vez, hasta que en el nido aparecen los primeros huevos.
A veces, muchas veces, antes
de que nazcan los pichones algún animal, un niño, una tormenta, vuelve a
destruir el nido, pero esta vez con su precioso contenido.
Duele recomenzar desde cero...
pero aun así el pájaro jamás enmudece ni retrocede, sigue cantando y
construyendo, construyendo y cantando.
¿Hemos sentido en nuestra
vida, nuestro trabajo, nuestra familia, nuestros amigos no son los que soñamos?
¿Hemos querido decir ¡basta!, ¿no vale la pena el esfuerzo, esto es demasiado
para mí? ¿Estamos cansado de recomenzar, del desgaste de la lucha diaria, de la
confianza traicionada, de las metas no alcanzadas, cuando estabas a punto de
lograrlo?
Así nos golpee la vida una vez
más no nos entreguemos nunca, digamos una oración a Dios para que ÉL nos
proteja y nos ayude, pongamos nuestra esperanza al frente y arremetamos.
No nos preocupemos si en la
batalla sufrimos alguna herida, es de esperar que algo así suceda. Juntemos los
pedazos de nuestra esperanza, armémosla de nuevo y volvamos a arremeter.
No importa lo que pase... no
desmayemos, sigamos adelante. La vida es un desafío constante, pero vale la
pena aceptarlo. Y, sobre todo, nunca dejemos de cantar.
Y seremos como ese hombre
que es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su
tiempo y jamás se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hace, le sale bien!
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