UN MOMENTO CON DIOS
Dios nunca duerme
“No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida.” (Salmo 121. 3)
Las jirafas tienen el ciclo de
sueño más breve de todos los mamíferos. Sólo duermen entre 10 y 120 minutos
cada 24 horas, lo que hace un promedio de 1,9 horas por día. Dado que estos
animales aparentan estar siempre despiertos, en este sentido no tienen mucho en
común con la mayoría de los seres humanos. Si nosotros durmiéramos tan poco,
tal vez significaría que padecemos alguna clase de insomnio. Sin embargo, en el
caso de las jirafas, no es una enfermedad lo que las mantiene despiertas, sino
que es simplemente la forma en que Dios las ha hecho.
Si piensas que 1,9 horas por
día es dormir poco, considera este concepto sobre Dios (Creador de nuestros
espigados amigos animales):
“Nuestro Padre Celestial nunca
duerme”. Al referirse al permanente interés de Dios en nosotros, el
salmista declara: «No se dormirá el que te guarda».
El Salmo 121 nos enseña la
perfecta expresión de la confianza en Dios, y en su contexto, el escritor deja
claro que el desvelo vigilante del Señor es para nuestro bien. El versículo 5
dice: «El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora.». Dios
nos guarda, nos protege y nos cuida sin tener necesidad de recuperarse. Nuestro
Protector está buscando permanentemente nuestro bienestar; como bien dice un
himno: «ÉL nunca duerme, nunca se adormece. ÉL me vigila de noche y de
día». Que consuelo es saber que nosotros como sus hijos estamos debajo de Su
protección de día y de noche y bajo toda circunstancia.
Acudamos a Dios que nunca
duerme. Permitámosle cada segundo del día, que guarde «nuestra salida
y nuestra entrada». El saber y estar consciente de que Dios no duerme y que
está atento a todo lo que nos pasa, trae alivio y confianza a nuestras vidas.
Agradezcamos al Señor que esta protección divina es continua y perpetua.
Dios les bendiga
abundantemente.
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