UN MOMENTO CON DIOS
Frente a los momentos de
crisis.
“Después arrojó la quijada, y por eso aquel lugar se llama Ramat-lehi. Y como Sansón tenía muchísima sed, llamó al Señor y le dijo: "¿Cómo es posible que me hayas dado esta victoria tan grande, para ahora dejarme morir de sed y en manos de estos paganos?" (Jueces 15. 17 – 18)
Cada día es un día muy
especial para ver grandes maravillas y contemplar grandes cosas por parte de Dios.
Este no es un día para desperdiciarlo quejándonos y lamentándonos. Este no es
un día para verlo agonizar al atardecer, sin que algo grande haya sucedido en
nosotros y a través de nosotros, fuimos llamados para hacer historia, no para
ser espectadores.
Sansón entendió de una manera
muy particular la razón para la cual vino a este mundo, y vio grandes cosas y
formó parte del escenario mundial de aquella época para impactar la sociedad en
la cual vivió. Sansón se enfrentó a mil filisteos enemigos de
Israel, enemigos de Dios y enemigos de él; pero Sansón sabía que servía al
único y verdadero Dios y entendía la razón de su existencia y por ello con fe,
extendió su mano, tomó la quijada de un asno y con ella mato a mil filisteos;
mil problemas derrotados en un día.
Pero cuando terminó la batalla
él tenía gran sed y no había agua alrededor de él. Sansón había eliminado mil
problemas y ahora está frente de un solo problema, una crisis que exige una
pronta solución. ¿Qué hizo? Clamó al Señor y dijo: "¿Cómo
es posible que me hayas dado esta victoria tan grande, para ahora dejarme morir
de sed y en manos de estos paganos?"
Qué podemos aprender de esto:
Si hoy enfrentamos una crisis
personal recordemos que Aquel que nos ha ayudado en otros problemas está
dispuesto a volverlo hacer ahora, pero sólo podemos llegar y clamar con seguridad
en medio de la crisis si antes hemos sido obedientes y hemos librado las
batallas anteriores confiando plenamente en Dios.
Cuántas veces escuchamos gente
que dice: - “Clamo y Dios no responde, parece que me olvidó”-. Pero
la verdad es que sólo clamamos cuando estamos en crisis personales y
anteriormente hemos vivido nuestras vidas y no hemos eliminado a los filisteos
que rodean nuestra vida y que rodean nuestra familia.
Sansón fue fiel en este
aspecto, luchó la batalla librando a Israel. No pensó primero en sí
mismo sino en su pueblo y ahora que está frente a su propio problema puede
clamar con confianza y decir “Tú me has dado la victoria y ahora, moriré de
sed…”
¡Que hoy podamos ver la
victoria, del SEÑOR en nuestra vida!
Dios les bendiga abundantemente.
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