viernes, 16 de junio de 2023

Un momento... El valor de la Palabra de Dios

 


 

UN MOMENTO CON DIOS

El valor de la Palabra de Dios.

 

 “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3. 14 – 17)

 

Desde las primeras palabras de Génesis, hasta las últimas de Apocalipsis, toda la Biblia es divinamente inspirada.

Dios se nos revela por medio de Su Palabra. Él también dice que ella es

 “útil para enseñar, redargüir, corregir y prepararnos para lo que enfrentaremos en la vida” (2 Timoteo 3. 16 - 17). Ningún otro libro tiene tanto valor en la vida.

El Antiguo Testamento nos da a conocer la naturaleza, la voluntad y el poder de Dios; sienta las bases para que podamos comprender la santidad del Señor, y revela la urgente necesidad que tiene la humanidad de un Salvador.

El Nuevo Testamento declara que Jesús se convirtió, por Su sacrificio, en nuestro “puente” al Padre (Juan 14. 6). Sus escritos explican por qué debemos tener fe en Cristo para salvación, cómo vivir como hijos de Dios, y qué podemos esperar en esta vida y después de la muerte.

Efesios 6. 13 - 17 compara a la Palabra de Dios con una armadura, y por una buena razón: en la batalla de la vida, tenemos un enemigo real que quiere destruirnos. Pero el poder de Dios es más grande (1 Juan 4. 4), y el “vestirse” para la guerra prepara, cada día, a los hijos del Señor para las tentaciones, las mentiras y las decisiones que enfrentarán.

La Palabra debe emocionarnos, porque es la única esperanza para la humanidad, y la sola enseñanza que conduce a la victoria, tanto en la vida como después de la muerte.

La Biblia advirtió que muchas personas rechazarían la verdad, y un vistazo a nuestra sociedad demuestra que es así.

No caigamos en la misma trampa. Meditemos cada día en las Sagradas Escrituras, y pidámosle a Dios que nos hable. La vida sin la verdad de ÉL está destinada al fracaso.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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