UN MOMENTO CON DIOS
Es mejor ampararnos en Dios.
“Ten misericordia de mi oh DIOS, ten misericordia de mí; porque en Tí ha confiado mi alma, y en la sombra de Tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos”. (Salmo 57. 1)
Nadie está exento de sufrir
ataques, burlas, críticas, decepciones, enfermedades, fracasos, traiciones,
etc. etc. Podemos reaccionar de dos formas: encerrarnos en nuestro tormento o
responder con la misma moneda. Pero los que conocemos y mantenemos una relación
personal con el Señor, tenemos una tercera opción: ampararnos en Dios.
Nuestra vida debe centrarse en
buscar y hacer la voluntad Dios, y también agradarle con nuestra manera de
actuar. No, no es fanatismo religioso, sino es un asunto vital. La Biblia nos
relata historias de personas como nosotros, comunes y corrientes, que lograron
éxito.
En la actualidad aún vemos y
escuchamos los testimonios de muchas personas que lo lograron.
Dios muestra Su
misericordia y amor en medio de nuestras debilidades. ¿Por qué no acudir a ÉL
primero? Tenemos la tendencia de pensar que solos lo podemos arreglar
todo. ¿Qué nos impulsa a separarnos de Dios cuando estamos quebrantados?
Dos cosas: creemos que a ÉL no
le interesa inmiscuirse en asuntos personales o que está ocupado en cosas más
importantes. Si nunca hemos sufrido una desilusión, ¡felicidades! Estamos
dentro del 0% de la humanidad.
Hay tres cosas que nos
garantizan el éxito:
Hablar con Dios cuando nos
sintamos agobiados. Confiar en Su misericordia. Y dejarnos caer en Sus brazos
para que nos proteja.
ÉL sabe lo que va a suceder,
lo que nos espera, y lo que nos conviene. Es una garantía que no podremos pagar
a ningún precio. Entonces, es mejor ampararnos en Dios.
Dios les bendiga abundantemente.
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