UN MOMENTO CON DIOS
El perdón
“Te mando a ellos para que les abras los ojos y no caminen más en la oscuridad, sino en la luz; para que no sigan bajo el poder de Satanás, sino que sigan a DIOS; y para que crean en mí y reciban así el perdón de los pecados y una herencia en el pueblo santo de DIOS “(Hechos 26. 18)
Casi todos los días en los
medios de comunicación del mundo anuncian escándalos que originan todo tipo de
acusaciones. Por cierto, existen acusaciones falsas, donde un inocente recibe
el feroz ataque de los acusadores.
Pareciera que nuestra sociedad
sintiera un deleite especial en acusar y marcar los errores, no para
corregirlos sino para literalmente hundir y destruir a la persona.
Lamentablemente aún este tipo de acusaciones lo vemos hasta dentro de los
círculos cristianos.
La Biblia nos enseña
completamente otra cosa, y es que cuando reconozco mi pecado ante Dios y se lo
confieso, ÉL me limpia con la sangre de Cristo y soy perdonado. ¡A partir de
ese momento nadie tiene autoridad legítima para acusarme, pues he sido
perdonado por Dios!
Si tuviéramos que definir la
palabra perdón podríamos hacerlo con la palabra “cancelado”. Eso es lo que
hace el Señor cuando el pecador buscar refugio en ÉL.
Lo maravilloso de caminar
tomado de la mano de Cristo, es que vivimos con el perdón de nuestros pecados
pasados y también con la certeza de que, si hoy pecamos, pero luego nos
arrepentimos y pedimos perdón, recibiremos Su perdón.
El espíritu de acusación y
condenación es del diablo, pues el espíritu de Cristo siempre es restaurar,
levantar a la persona.
No importa cuál haya sido nuestro
pecado, ni cuántos hombres nos hayan acusado. Si estamos en Cristo, confesando nuestras
faltas a diario ante el trono de Dios, podemos vivir tranquilos sabiendo que Dios
mismo nos ha perdonado. ¡Perdonado!
Dios les bendiga abundantemente.
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