miércoles, 22 de marzo de 2023

Un momento... Correr con perseverancia

 


UN MOMENTO CON DIOS

Correr con perseverancia

 

 “Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona.

Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios. Por lo tanto, mediten en el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores; por eso, no se cansen ni se desanimen”. (Hebreos 12. 1 – 3)

 

Un maratón es una carrera agotadora. El corredor debe sobreponerse a los calambres musculares, las ampollas y el deseo de rendirse. Pero cada paso reafirma su compromiso de seguir adelante hasta cruzar en victoria la línea de llegada.

En muchos sentidos, la vida cristiana es así. No es una carrera a toda velocidad al cielo, sino un largo y obediente maratón. Hay obstáculos que podrían hacernos tropezar, y cargas que tenemos que dejar a un lado para poder correr sin obstáculos.

La palabra que resume nuestra carrera terrenal es perseverancia. Este término implica pasar por algo difícil sin darse por vencido. Incluye el concepto de soportar las dificultades con paciencia y constancia. Cristo no nos ha prometido una vida fácil. De hecho, les dijo a sus discípulos: “En el mundo tendréis aflicción” (Juan 16. 33)

¿Cómo podemos seguir adelante? La respuesta es fijar nuestros ojos en Cristo, no en las dificultades y los obstáculos. ÉL estableció el ejemplo, al soportar la cruz por el gozo puesto delante de ÉL. Para enfocarnos en el Señor, debemos leer la Biblia. Entonces podremos ver lo que Cristo quiere que hagamos, cómo debemos reaccionar ante las diversas situaciones de la vida, qué recursos nos ha provisto para ayudarnos, y qué nos ha prometido en la línea de llegada.

El gozo puesto delante de nosotros incluye una herencia indestructible, inmarchitable, reservada en el cielo (1 Pedro 1.4), y una gloria eterna mucho más abundante que nuestro sufrimiento terrenal (2 Corintios 4. 17)

Pero lo mejor de todo, cuando crucemos la línea de llegada, entraremos en la presencia de Cristo para estar con ÉL para siempre.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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