UN MOMENTO CON DIOS
Cuánto vale la verdad
“Compra la verdad y no la vendas; la sabiduría, la instrucción y la inteligencia”. (Proverbios 23.23)
No vale la pena ni existe
valor alguno en la falsedad. Es uno de los engaños del diablo para lograr que
la gente crea que lo falso tiene valor.
Su entero propósito
descansa en que los hombres y mujeres crean una mentira como si fuera la
verdad. Un estafador depende de la ingenuidad o credulidad de la víctima para
hacerle creer la historia falsa que le está inventando, en ese orden, para
despojarlo tanto como sea posible de dinero.
1 de Juan 4.1-6 nos
exhorta a probar los espíritus por causa de los falsos profetas. Hay quienes
son de satanás, y él es quien quiere hacernos creer que tales espíritus
provienen o son de Dios. Si no los examinamos y los juzgamos conforme a la
Palabra de Dios caeremos en el error y creeremos su falsedad. No compremos la
falsedad. No tiene valor alguno, no importa cuán buena parezca.
Pero no esperemos
obtener la verdad sin costo alguno.
Dios dice: Compra la
verdad. Él no nos dice que la debemos obtener sin pagar algún precio por ella.
La verdad tiene su costo. Es preciada. Tiene gran valor. Todas las riquezas del
mundo son vanas sin la verdad.
Usualmente, lo que no
nos cuesta nada, no es considerado de tanto valor por nosotros.
Pero desgraciadamente,
hoy en día, no es de valor para los hombres. Cuán cierto es que actualmente en
incontables millones de hogares no hay Biblias, no hay conocimiento de Dios, no
hay salvación.
Ellos no tienen
esperanza porque la verdad está muriendo. Es una zona desconocida para ellos.
Mucha gente aun yendo a
la iglesia no lee la Biblia, por lo tanto no conoce la verdad de Dios en
profundidad, por lo tanto no la viven.
El apóstol Pablo nos
dice en 2 de Timoteo 4.4: "ellos apartaron sus oídos de la verdad, y se
hicieron infames". Él no está hablando aquí acerca de los inconversos. Él
está hablando de aquellos que alguna vez escucharon la verdad, conocieron la
verdad, caminaron en la verdad, pero se apartaron de ella. Ellos no se
preocuparon lo suficiente por mantener la verdad, por defenderla, ni por ser
valientes por ella. Así que, la verdad cayó en la calle, y eventualmente,
murió. Aquí están aquellos que no dieron valor a la verdad, y también aquellos
que llegaron a enamorarse de la falsedad.
No vendamos la verdad
que a Jesucristo le costó tan cara, su propia vida. Generalmente vendemos
aquello que ya no tiene uso alguno para nosotros.
No hay absolutamente
nada que se iguale al valor de la verdad. En cualquier ocasión en que nosotros
nos despojamos de la verdad, nosotros ya tuvimos pérdida.
La falsedad no se
acerca siquiera al valor de la verdad.
¿Cómo puede alguien
vender la verdad de la seguridad de la salvación por la falsedad de ganarse el
cielo por hacer buenas obras?
Cualquier venta de la
verdad sería una terrible pérdida.
¡Cuán ricos somos
cuando nosotros damos valor a la verdad, cuando nos preocupamos por ella,
cuando la promovemos para los demás!
Dios les bendiga abundantemente.
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