jueves, 6 de enero de 2022

Un momento... Libertades que tenemos en Cristo. 1

 


UN MOMENTO CON DIOS

Libertades que tenemos en Cristo. 1

 

El capítulo 8 del libro de Romanos comienza afirmando que no hay ninguna condenación para aquellos que están unidos a Cristo Jesús. Esta es una de las libertades que tenemos en Cristo: la libertad de la condenación. Esto es así porque no hay pecado en Jesús y sin pecado no puede haber condena. Cuando Dios nos mira, él ve a Jesús y su obra redentora en nosotros.

Esa unión con Jesús trae como resultado una vida conforme al Espíritu, libre de la ley del pecado y de la muerte. Por lo tanto, no hay condenación para los que viven en Jesús y se encuentran sometidos bajo el control del Espíritu Santo. Pero las bendiciones y victorias de las que habla el capítulo dependen de esa unidad con Jesús.

El concepto de libertad es muy valorado entre los seres humanos. Nos gusta hablar de nuestro derecho a ser libres y a actuar como queremos. Sin embargo, solo con Jesús podemos tener la verdadera libertad, esa que brota desde lo más profundo de nuestro ser. Juan 8.36 dice: “Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres”.

¿Qué significa ser verdaderamente libres? ¿De qué nos libera Jesús? Veamos algunas de las libertades que podemos disfrutar desde el momento en el que aceptamos a Jesús como Señor y Salvador. ¡Aprendamos a vivir en su libertad!

En Cristo somos libres

1. De la condenación y la culpa

“Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte”. (Romanos 8. 1 - 2)

Jesús llevó sobre él toda nuestra culpa, nuestro pecado y condenación al morir en la cruz (Isaías 53). Es gracias a su muerte y su resurrección que somos limpios de todo pecado. ¡Solo tenemos que aceptarlo! En él tenemos la oportunidad de un nuevo comienzo aquí y la seguridad de la vida eterna.

Cuando recibimos su regalo de salvación por fe le estamos diciendo que aceptamos su sacrificio a nuestro favor y que sabemos que es suficiente. ¡No necesitamos hacer nada más para ser salvos! Tampoco necesitamos vivir con la carga de la culpa por los pecados pasados. En Cristo tenemos una nueva vida y pasamos a ser hijos de Dios, redimidos por él y para él.

2. Del dominio del pecado

“Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de pecados”. (Colosenses 1. 13 - 14)

La oscuridad o el pecado no tienen más poder sobre nosotros gracias a Jesús y su obra de redención en la cruz. En Cristo tenemos perdón total y la nueva vida en él es una en la que su luz nos guía, no andamos más en tinieblas (Juan 8. 12).

Gracias a ese cambio en nuestro ser podemos tomar las decisiones correctas. El Espíritu Santo nos guía y nos muestra lo que agrada a Dios y nos ayuda a vivir en su voluntad.

“Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa”. (Gálatas 5.16)

Dios les bendiga abundantemente.

 

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