jueves, 26 de marzo de 2020

LO QUE DEBEMOS CONOCER



LO QUE DEBEMOS CONOCER
La escalera de la tentación
         
Podemos ser tentados en tres áreas. Espíritu, alma y cuerpo. En 1 Tesalonicenses 5.23, el apóstol Pablo dice: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; que todo vuestro ser tanto espíritu, como alma y cuerpo sea guardado sin mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo”. 

Este versículo habla de la esencia de la naturaleza, espíritu, alma y cuerpo. Pero ¿qué significa espíritu, alma y cuerpo? Dios es un Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nosotros somos hechos a su imagen, y somos una unidad de tres partes en nuestra propia naturaleza, sólo una débil representación de la trinidad del Dios omnipotente.
El primer peldaño de la tentación es el cuerpo
 El cuerpo es la primera parte de nuestra naturaleza que es tentada. La Biblia llama al cuerpo nuestra morada terrenal. Nosotros vivimos en un cuerpo. Nuestros apetitos corporales pueden ser un peldaño para la tentación.
El segundo peldaño de la tentación es el alma Dentro del cuerpo hay un alma. La palabra griega para «alma» es psuche, psíquico, psiquiatría y psicología.
Nuestra alma es la parte psicológica,  mente, emociones y voluntad.
Otra palabra para alma es ego o yo. El alma o el ego es otro peldaño de la tentación. El tercer peldaño de la tentación es el espíritu.
La Biblia hace diferencia entre el alma y el espíritu. Recuerde 1 Tesalonicenses 5.23: “…todo vuestro ser -tanto espíritu, como alma y cuerpo- sea guardado sin mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo”. 
En Hebreos 4.12 leemos: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu…”. Ahí se hace una distinción.
¿Qué es el espíritu? El espíritu se parece mucho al alma en el sentido de que es invisible. El espíritu y el alma son indivisibles, pero no son idénticos. El espíritu del hombre es lo que lo hace diferente de todas las demás criaturas. Ninguna de las otras criaturas tiene espíritu, sólo el hombre. Porque somos hechos a imagen de Dios, y Dios es espíritu. 
“Dios es Espíritu; y es necesario que los que le adoran, le adoren en espíritu y en verdad” (Juan 4.24).
Cuando llegamos a ser salvos, “El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios” (Romanos 8.16).
El espíritu es esa parte de nuestra naturaleza que puede conocer a Dios, que puede tener comunión y compañerismo con Dios.
Dios les bendiga abundantemente.

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