martes, 24 de marzo de 2020

LO QUE DEBEMOS CONOCER



LO QUE DEBEMOS CONOCER
Los aspectos de la tentación

¿Quién puede ser tentado?
Todos estamos sujetos a la tentación, no creamos que al ser salvos no volveremos a ser tentados. Seremos tentados, seremos bombardeados de tentaciones en las áreas de deshonestidad, materialismo, sexualidad, codicia y orgullo. El ser salvo no nos hace inmunes a la tentación, y ser tentados no es pecado.

Esto, pese a que es conocido por la mayoría de los cristianos que, al menos, hayan leído sus Biblias de modo regular, todavía sigue siendo uno de los más grandes problemas que tienen hombres y mujeres que conviven sus días en las iglesias. Se sufre de diversas tentaciones y, en lugar de recalar en esto que ya sabemos, elegimos escuchar las mentiras del diablo que nos dice que ya somos pecadores porque damos lugar a las tentaciones. No es así, una vez más: no es así.
Jesús «…fue tentado en todo igual que nosotros, pero sin pecado» (Hebreos 4.15). Pero tengamos cuidado y cuidémonos del orgullo. 
1 Corintios 12 dice: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”. La persona orgullosa tienta al diablo a tentarlo, y si somos arrogantes o descuidados respecto al pecado, vamos a caer.
Sin embargo, la persona que está en mayor peligro es aquella que está intentando luchar contra la tentación con sus propias fuerzas. Esa persona piensa: “No necesito leer un libro sobre la tentación, yo no tengo ningún problema con la tentación, puedo superarla”. Pero sin Cristo no podemos hacerlo.
¿Por qué Dios no termina de una buena vez con el diablo? ¿Por qué no simplemente quita de nosotros toda tentación? Porque ese no es su plan para nosotros. El plan de Dios no es la inmunidad, sino la victoria.
El plan de Dios para nosotros es la victoria. Él quiere que triunfemos en el Señor Jesucristo. Todos estamos sujetos a la tentación para que podamos aprender a depender del Señor Jesucristo y conocer la victoria.
No hay cristiano que no conozca la tentación. No creamos que un pastor sea inmune a la tentación. Tampoco creamos que un cristiano genuinamente comprometido con Cristo no será tentado.
De nuevo recordemos que Jesús fue tentado en todos los aspectos igual que nosotros, pero no tuvo pecado, venció a la tentación.  (Hebreos 4.15).
Dios les bendiga abundantemente.

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