sábado, 21 de marzo de 2020

LO QUE DEBEMOS CONOCER



LO QUE DEBEMOS CONOCER
Limpieza de pecado en la vida de un cristiano.
         
Dios no nos ama porque seamos valiosos, somos valiosos porque él nos ama. Dios no nos ama porque seamos buenos. «Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». (Romanos 5.8)

Nosotros necesitamos tener la certeza de que sin importar lo que hayamos hecho, Dios nos ama. Nunca le diga a un niño cuando sea tentado a hacer algo malo: «Si lo haces, Dios dejará de amarte». Esa es una mentira. Usted no puede hacer nada para que Dios lo ame más, ni para que lo ame menos. Él lo ama y punto. Su pecado puede contristarlo, pero él lo ama. Si tan sólo pudiéramos entender que Dios nos ama, y que para una multitud de pecados hay una multitud de misericordias.
El salmo 51. 2 - 3 dice: «Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí». Observemos cómo se refiere David al pecado: «Mi pecado», no el de otra persona. Él está diciendo: «Dios, yo soy el pecador. Dios, yo soy el que ha pecado. Reconozco mi pecado. Mi pecado, mi trasgresión». Como el antiguo canto lo dijera: «…No es mi hermana, ni mi hermano, sino yo, Señor…».
Hay una cosa que Dios nunca aceptará en cuanto al pecado y eso son las disculpas. Jesús no murió por disculpas, él murió por el pecado. No es sólo una admisión. La Biblia dice en 1 Juan 1.9: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiamos de toda maldad».
El verbo «confesar» cuando se utiliza en el Nuevo Testamento, está compuesto por dos palabras griegas: homos y lego que significan «decir lo mismo».
En el sentido bíblico, admitir el pecado no es lo mismo que confesar nuestro pecado.
Podemos admitir el pecado en un tribunal, pero una confesión de pecado es decir lo mismo que Dios dice.         
La gente siempre ha querido excusarse por su pecado. Empezó en el jardín del Edén.
La Biblia enseña que: «El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona alcanzará misericordia» (Proverbios 28.13) Cuando nosotros intentamos cubrir el pecado, Dios lo destapa. Cuando lo destapamos, Dios lo cubre. «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1.9).Y podemos ser perfecta y totalmente limpios.
Dios les bendiga abundantemente.

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