
LECTURA DIARIA:
Rut capítulo 3
El consejo de Noemí parece extraño, pero no sugería un acto de seducción. En realidad, Noemí instruía a Rut para que actuara de acuerdo con la costumbre y la ley israelitas.
Además era común que los sirvientes se acostaran al pie de su amo y que incluso compartieran una parte de sus mantas. Rut iba a aplicar esta costumbre a la ley del pariente redentor y por lo tanto le recordaría a Booz la responsabilidad que tenía de buscar a alguien o que él mismo se casara con ella. Era un asunto de familia, nada romántico. Pero más tarde, la historia llegó a ser maravillosamente romántica cuando Rut y Booz desarrollaron un amor desinteresado y un profundo respeto mutuo.
Las indicaciones de Noemí y la actitud de Rut podrían parecer seductoras e inconsistentes con la nobleza espiritual del libro. Sin embargo, las palabras de Booz: «Eres mujer virtuosa», revela que él creía en su elevada moral.
Como extranjera, Rut pudo haber pensado que el consejo de Noemí era raro. Sin embargo, siguió su consejo porque sabía que Noemí era bondadosa, confiable y llena de integridad moral.
Rut se subordinó completamente y se mostró obediente a las indicaciones de Noemí.
Como viudas, Rut y Noemí solo podían esperar tiempos difíciles. Sin embargo, cuando Noemí escuchó las nuevas acerca de Booz, renovó su esperanza para el futuro. Típico de su carácter, pensó primero en Rut, animándola a ver si Booz asumía la responsabilidad de «pariente redentor» para ella.
Un redentor era un pariente varón que voluntariamente asumía la responsabilidad de su familia extendida. Cuando el esposo de una mujer fallecía, la Ley establecía que ella podía casarse con un hermano del esposo muerto. Pero Noemí no tenía más hijos. En ese caso, el familiar más cercano al esposo podía ser el pariente redentor y podía casarse con la viuda. El familiar más cercano no tenía que casarse con la viuda. Si elegía no hacerlo, el siguiente pariente más cercano podía ocupar su lugar. Si nadie decidía ayudar a la viuda, esta quizás viviría en la miseria el resto de su vida porque en la sociedad israelita la herencia se transfería al hijo o al pariente varón más cercano, no a la esposa.
Noemí sugirió que Booz cumpliría su promesa de inmediato. Es obvio que él tenía la reputación de cumplir con su palabra y no descansaría hasta finalizar la tarea.
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