LECTURA DIARIA:
1 de Samuel capítulo 7
El arca fue llevada a Quiriat-jearim, a casa de Abinadab para custodiarla, y a Eleazar se le dio la responsabilidad de cuidarla.
Israel se afligió durante veinte años. El arca fue guardada como se pone una caja sin valor en un ático, y parecía como si el Señor hubiera abandonado a su pueblo. Samuel, ya en el sacerdocio, los estimuló para que actuaran diciéndoles que si realmente estaban avergonzados, debían hacer algo al respecto.
Samuel urgió a los israelitas para que se deshicieran de sus dioses extraños.
Luego reunió al pueblo en Mizpa se hallaba sobre el camino principal que recorría Palestina de norte a sur a través de las colinas, 8 km al norte de Jerusalén. El nombre Mizpa significa «vigía». Mizpa tenía un significado especial para la nación israelita.
Samuel llamó y convocó al pueblo allí al arrepentimiento, la confesión y la contrición ante el Señor.
Los israelitas tuvieron grandes dificultades con los filisteos, que trataron de volver a atacarlos, pero Dios los rescató.
En respuesta, Samuel puso una piedra y la colocó entre Mispá y Sen, y llamó
Eben-ézer, pues dijo: “Hasta ahora el Señor nos ha ayudado”, como
recordatorio de la gran ayuda y liberación de Dios.
La tierra de Israel fue restaurada hasta los límites del país filisteo, marcados por Ecrón y Gat.
Betel, Guilgal y Mispá era el recorrido de Samuel en el desempeño de su ministerio. No quiere decir que en ocasiones no hubiera ido a otros lugares, pero esta fue su ruta regular. Por falta de tabernáculo establecido como antes en Silo, Samuel edificó un altar en Ramá donde vivía y funcionaba como sacerdote.
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