martes, 17 de enero de 2017


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LECTURA DIARIA:
1 de Samuel 5

El arca del pacto fue llevada a Asdod, esta ciudad se hallaba aproximadamente a 80 km al sudoeste de Silo.
Dagón era el dios principal del pueblo filisteo; tenía el torso, los brazos y la cabeza de un hombre, pero la parte inferior del cuerpo de un pez. Se le adoraba como el padre de Baal. Al templo de este dios, llevaron los filisteos el arca del pacto y la pusieron al lado de dagón.
Pero al otro día, los filisteos encontraron a su dios postrado como si estuviera adorando delante del arca. A la mañana siguiente esto se repitió.
Tan grande fue la catástrofe a los ojos de estos filisteos que no se atrevieron a atravesar el umbral donde yacían los miembros y la cabeza de su dios derrotado.
A pesar de que los filisteos acababan de presenciar una gran victoria del Dios de Israel sobre su dios dagón, no actuaron a raíz de ese indicio hasta que fueron personalmente afligidos con tumores (posible plaga bubónica). 
Pero ellos no renunciaron a dagón y, en lugar de buscar la misericordia de Dios, desearon librarse del arca.
Y decidieron consultar a los príncipes de los filisteos que eran los líderes de sus ciudades-estados.
Los filisteos eran gobernados por cinco dirigentes o señores. Cada uno de ellos vivía en una ciudad diferente: Gat, Ecrón, Asdod, Ascalón y Gaza. El arca fue llevada a tres de estas ciudades capitales, y en cada caso trajo grandes problemas y caos a los ciudadanos.

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