viernes, 20 de enero de 2017

Leyendo... 1 de Samuel capítulo 8


La imagen puede contener: una o varias personas, personas de pie y texto
LECTURA DIARIA:
1 de Samuel capítulo 8

Siendo ya anciano, Samuel designó a sus hijos para ser jueces sobre Israel en su lugar, pero resultaron ser corruptos, muy parecidos a los hijos de Elí. No sabemos por qué los hijos de Samuel tomaron el camino malo, pero sí sabemos que a Elí se le responsabilizó por la corrupción de sus propios hijos.
El pueblo clamó por un rey, pensando que un nuevo sistema de gobierno traería consigo un cambio en la nación. Pero ya que su problema básico era la desobediencia a Dios, sus otros problemas continuarían bajo la nueva administración. Lo que necesitaban era una fe unificada y no un gobierno unificado.
Si los israelitas se hubieran sometido al liderazgo de Dios, habrían prosperado más allá de sus expectativas. Israel quería un rey por varias razones:
1 - Los hijos de Samuel no eran los adecuados para guiar a Israel.
2 - Las doce tribus de Israel continuamente tenían problemas al trabajar juntas porque cada una de ellas tenía su propio líder y territorio. Se esperaba que un rey uniría las tribus en una nación y en un ejército.
3 - El pueblo quería ser como las naciones vecinas. Esto es exactamente lo que Dios no quería. El tener un rey facilitaría que se olvidaran de que Dios era su verdadero líder. No estaba mal que Israel pidiera un rey. Dios había mencionado la posibilidad en Deuteronomio 17.14-20. Pero, en realidad el pueblo estaba rechazando a Dios como su líder. Los israelitas querían leyes, un ejército y un monarca humano en el lugar de Dios. Querían administrar la nación con los recursos humanos, aun cuando sólo la fuerza de Dios podía hacerlos florecer en la hostil tierra de Canaán.
Samuel explicó cuidadosamente todas las consecuencias negativas de tener un rey, pero los israelitas se negaron a escuchar. 
Israel fue llamado para ser una nación santa, separada y única entre todas las demás. Los motivos que tenían los israelitas al pedir un rey era ser iguales a las naciones que los rodeaban. Esto estaba totalmente en oposición con el plan original de Dios. No era malo su deseo de tener un rey, sino que lo malo eran las razones por las que lo querían.
A pesar de la advertencia de Samuel, el pueblo termina rehusando y Dios acepta darles un rey. 
Aunque Samuel seguiría en su ministerio, el pueblo entraba en una nueva época de su historia. Se abre un nuevo capítulo en los escritos de la nación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario