viernes, 13 de enero de 2017

Leyendo... 1 de Samuel capítulo 1


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LECTURA DIARIA:
1 de Samuel 1

El primer libro de Samuel comienza en los días cuando los jueces aún gobernaban a Israel. Samuel fue el último juez de Israel, y el primer sacerdote y profeta que sirvió durante la época de un rey. Fue el mejor ejemplo de lo que debe ser un buen juez, al gobernar al pueblo por medio de la Palabra de Dios y no por sus propios impulsos. 
Elcana vivía en las aldeas de Ramá, era levita y, como se sabe, los levitas no tenían territorio propio sino que vivían entre las demás tribus. En aquellos días era común que un hombre tomara una segunda esposa cuando la primera resultaba ser estéril. Tanto fue el afán de tener hijos varones que este hombre evidentemente tomó a otra mujer aunque Ana era su primer amor (su nombre significa “favorecida” en hebreo). 
El tabernáculo de reunión estaba ubicado en esos días en Silo, unos 50 km. al noreste de Ramá. 
Elí el sacerdote, que ya era viejo, era descendiente de Itamar. 
Para la mujer hebrea la falta de hijos tenía en Israel el sentido de reproche y aun deshonra. Por eso Ana sufría y era el motivo de las burlas de Penina la nueva esposa que le afligía, provocándola con sus acusaciones. En su envidia y con celos la incitaba e insultaba. 
Ana suplicaba a Dios cada vez que iban a Silo, para que Dios le conceda un hijo.
Su oración es un ejemplo de todo lo que debe ser la oración eficaz donde eficazmente quiere decir, enérgica o activa. Aunque Elí la juzgó equivocadamente como mujer impía, ella pide gracia y la recibe. Cree en la palabra de Elí como de Dios y se va contenta. 
Dios se acordó de Ana. Samuel es un recuerdo viviente de que Dios contesta la oración. Su nombre significa: “¡Oído por Jehová!” Cuando Ana oraba, su voz no se oía. Pero Dios oyó su voz y ahora da testimonio público de haberla oído.
Ana se quedó en su casa por algunos años criando a su hijo. 
Al decir "lo dedico también a Jehová", Ana estaba declarando que entregaba a Samuel a Dios, para un servicio de por vida.
Un becerro fue sacrificado para la dedicación de Samuel, en cumplimiento del voto que había hecho Ana. Se presentó como una expresión de su dependencia en el Dios del pacto y de ser consciente de que toda bendición viene de él. Y lo hizo estrictamente de acuerdo con la ley de Moisés en obediencia a sus indicaciones.

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