UN MOMENTO CON DIOS
La aceptación de las
críticas.
“El que acepta la corrección tendrá una larga vida, pero quien no oye consejos no llegará muy lejos.” (Proverbios 10. 17)
A nadie le gusta ser
criticado. Pues la crítica puede doler, en especial cuando está llena de
palabras desagradables. Sin embargo, debemos tener cuidado de no rechazar la
reprensión sin antes considerar si es válida.
Dios puede usar a una persona
sincera y directa para comunicar algo que necesitemos escuchar. La crítica nos
obliga a examinarnos.
El propósito de Dios es que
crezcamos en madurez espiritual y santidad, pero todos tenemos puntos ciegos
que nos impiden ver las áreas que Él quiere transformar.
Si no escuchamos una
reprensión que Él permite, nuestro crecimiento espiritual podría atrofiarse. No
obstante, esto no significa que todas las críticas sean válidas. Por eso es
importante evaluar la crítica correctamente.
No rechacemos de inmediato el
comentario, no culpemos a la persona ni nos defendamos. En vez de eso, consideremos
lo que nos dijo, y pidamos a Dios que nos ayude a discernir si es verdad.
Agradezcamos a la persona por
su interés en nosotros, y digámosle que reflexionaremos sobre su observación.
Si la persona fue sincera, apreciará nuestra respuesta, pero si sus intenciones
fueron malas, nuestra respuesta la desarmará.
Evaluemos la crítica y
determinemos qué es lo que está bajo escrutinio: ¿nuestras convicciones, nuestro
carácter, Dios, etc.?
Veamos esto como una
oportunidad de crecimiento.
En vez de permitir que la
crítica nos lleve a sentir ira y autocompasión, debemos dejar que haga su
trabajo en nuestra vida.
No podemos permitir que el
dolor o la ira desbaraten lo que Dios quiere hacer en nosotros; es decir,
hacernos más semejantes a Cristo.
Dios les bendiga
abundantemente.
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