jueves, 28 de abril de 2022

Un momento... La verdadera justicia

 


UN MOMENTO CON DIOS

La verdadera justicia

 

 “Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro." (Salmo 11. 7)

 

Uno de los anhelos más grandes de toda la humanidad es que impere la justicia. Difícilmente podremos hallar a una persona que no esté de acuerdo con que la justicia debe imperar para todos.

Paradójicamente, justicia es lo que menos observamos a nuestro alrededor. Ese ansiado estado no resulta tan fácil de obtener en la práctica.

Y los responsables de que la justicia no se dé, son precisamente algunos de los que más desean que ésta exista.

Gran parte del problema se debe a que muchos quieren implantar su propia clase de justicia que, por ser personal, está desafortunadamente plagada de defectos.

¿Habrá alguna manera de resolver tan complicado dilema?

Por supuesto que sí. La solución está en la justicia perfecta de Dios.

Dios es el Único que puede garantizar una justicia perfecta y equilibrada, sin sesgos ni preferencias, sin discriminaciones ni abusos.

La justicia de Dios está por encima de toda crítica y nunca podrá ser demostrada como imperfecta.

Cuando se sacudan los fundamentos y deseemos escondernos, o tengamos ganas de salir huyendo, huyamos hacia Dios.

Él sigue llevando las riendas; Su poder no ha disminuido por el curso que hayan tomado los acontecimientos; nada sucede sin su conocimiento ni su permiso.

“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. (Romanos 12. 17 – 21. Dios mismo se encargará de hacer justicia a sus hijos.

Uno de los mayores logros es vencernos a nosotros mismos.

Vencer esa tendencia natural a la venganza, a tomarnos la justicia por nuestra mano, o a esas otras reacciones “naturales”, pero que no reflejan el carácter justo, pero también misericordioso, de Dios.

Por eso el apóstol Pablo nos insta a revestirnos de Cristo y a hacer morir lo terrenal.

Solo así la naturaleza de Dios y su Santo espíritu podrán tomar el control de nuestras vidas, llevándonos a toda verdad y a toda buena obra.

¿Queremos justicia? Busquémosla en Dios. Él restaurará la justicia y la bondad en la tierra en Su tiempo.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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