domingo, 10 de abril de 2022

Un momento... La obediencia es la regla de oro

 


UN MOMENTO CON DIOS

La obediencia a la regla de oro

 

 “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes.” (Mateo 7. 12)

 

La mayoría de nosotros conoce 'la regla de oro' desde la niñez: debemos tratar a los demás como queremos ser tratados. 

Para los niños, esta regla parece tener sentido. Es lógico compartir si ellos quieren que los demás compartan con ellos, y evitar pegarle a otro, porque a ellos no les gustaría ser después las víctimas.

Pero, a medida que la vida sigue y que las relaciones se vuelven más complicadas, esta sencilla norma ética no parece cuadrar con nuestras circunstancias.

Por ejemplo, imaginemos que alguien muy cercano nos engañó. ¿Cómo podemos tratarlo con respeto después de haberse aprovechado de nosotros? Una actitud perdonadora ¿no le abrirá la puerta para que vuelva a hacerlo? Sin embargo, el mandamiento de DIOS se aplica a esta situación.

La obediencia puede ser difícil, porque cuando somos heridos o tratados injustamente, nuestro instinto es vengarnos. De un momento para otro, comenzamos a hablar a espaldas de una persona, o demostrar un desprecio sutil. A la naturaleza humana le gusta la venganza por el mal recibido. En realidad, no somos capaces de hacer otra cosa si depende sólo de nosotros.

Como creyentes tenemos al Espíritu Santo en nosotros, que nos da el poder de perdonar.

Debemos buscar la guía del Espíritu en nuestras decisiones; debemos limitar nuestros juicios a nuestras propias mayordomías. Siempre que sea posible, evitemos juzgar hasta tener un buen conocimiento de los hechos; hasta donde sea posible, debemos juzgar circunstancias en lugar de personas.

Por eso, aunque nuestra capacidad no es suficiente para dar una respuesta que agrada a DIOS, por medio del Espíritu Santo tenemos la opción de obedecer. 

Esto nos lleva de regreso a la verdadera justicia, la reparación y el mantenimiento de relaciones correctas en el trabajo y en todo lugar.

“En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.” (Gálatas 5. 22, 23).

¿Son evidentes estas características en nosotros?  Si la respuesta es negativa, pidámosle a DIOS el poder sobrenatural para responder de la manera correcta.

La regla de oro transforma nuestras acciones, deseando para los demás lo que quisiéramos para nosotros, entonces nunca haremos daño a los demás, siempre deseando lo bueno, nunca avaros, siempre generosos, nunca crueles, siempre comprensivos, siempre bondadosos. 

Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario