sábado, 10 de agosto de 2024

Un momento... Vivamos para Dios

 


UN MOMENTO CON DIOS

Vivamos para Dios

“Por mucho tiempo hicieron ustedes las mismas cosas que hacen los paganos, pues vivían entonces en vicios, malos deseos, banquetes y borracheras, bebiendo con exceso y adorando ídolos abominables. Ahora, como ustedes ya no los acompañan en los excesos de su mala vida, ellos se extrañan y hablan mal de ustedes”.  (1 Pedro 4. 3 – 5)



El apóstol Pedro describe las consecuencias de lo que el pecado hace en nuestras vidas.

Evidentemente no hemos sido creados para vivir en el pecado, las consecuencias que ha traído sobre la humanidad es bien conocida por todos.
Por más que gran parte de la sociedad, sigue defendiendo la vida sin Dios, vemos el estrago, que el pecado, sigue produciendo en las distintas sociedades, familias rotas, jóvenes destruidos. El aumento del delito, la violencia, el desamor por la vida del otro, la indiferencia por lo que le pasa al prójimo y tantas otras cosas.
Por eso, Dios dice, “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles”.
Ya cada uno tenemos en nuestra vida, las consecuencias, de vivir alejados de Dios, perdidos de distintas maneras, por eso, es increíble que mirando hacia atrás, todavía sintamos tanta atracción por el pecado, tanto es así que Dios tiene que decir, “Ya basta con todo lo que hicieron en el pasado, ¡No!.
Ya que el pasado no podemos arreglarlo, podemos de ver cómo aprovechar mejor el futuro. Ahora, nos ha sido dada una nueva oportunidad, para vivir diferente, además, ya no estamos solos, tenemos la Palabra de Dios para cambiar nuestra forma de pensar, y tenemos el poder del Espíritu Santo, para fortalecernos cada día, y poder lograrlo´
La conversión verdadera hace un cambio maravilloso en el corazón y en la vida. Altera la mente, el juicio, los afectos y la conducta. Cuando el hombre se convierte verdaderamente, le resulta muy triste pensar cómo pasó el tiempo pasado de su vida.
Un pecado trae a otro. Aquí se mencionan seis pecados que dependen unos de otros. El deber del cristiano, no es sólo guardarse de la maldad en el sentido literal, sino también de las cosas que conducen al pecado o que tienen apariencia de mal.
Por eso debemos mantenernos firmes, más allá, de que algunos, traten de hacernos volver atrás, o lo que es peor, se pongan a hablar mal de nosotros, porque ya no los acompañamos, en su forma licenciosa de vivir.
Ellos ya tendrán que dar cuentas, por su forma desordenada de vivir, pero nosotros, ya hemos sido perdonados y lavados de nuestros pecados. Ahora tenemos un propósito de vida, una hermosa meta para alcanzar en la vida, no la desaprovechemos, esforcémonos un poco más, hay una vida eterna esperándonos, y Cristo esta allí.
Dios les bendiga abundantemente.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario