jueves, 8 de agosto de 2024

Un momento... Santos para Dios

 


UN MOMENTO CON DIOS

Santos para Dios


“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. (Filipenses 4. 8 )



Estamos en un tiempo raro, donde parece que el pecado se ha multiplicado por todos lados, la sociedad está cambiando muy rápidamente, lo que antes llamábamos “buenas costumbres”, cada vez se ven menos, y se toman como costumbres antiguas y aburridas.
Las personas que quieren mantenerse a la moda, van cambiando su conducta, aceptando lo que antes le parecía inapropiado, hasta su forma de hablar ha cambiado, hoy el lenguaje se ha transformado, utilizando palabras y frases, que antes considerábamos que eran malas palabras.
Todo indica que estamos en los últimos tiempos, por tanto, es necesario que nos fortalezcamos en nuestra fe y en nuestra creencia.
Dios nos dice, en este pasaje, que pensemos con claridad y ejercitemos el control propio. Sabemos que somos lo que pensamos, por eso es necesario que estemos atentos a nuestra forma de pensar, generalmente los límites los pasamos primero en el pensamiento, vemos programas en la televisión que antes no veíamos, participamos de reuniones que antes no íbamos. Pero el cambio más importante se produce dentro nuestro, comenzamos a aceptar con el pensamiento las nuevas tendencias pecaminosas, al principio no participamos activamente, pero lo vamos aceptando.
A eso se refiere el Señor, diciéndonos que pensemos con claridad, debemos estar enfocados en Dios, y no pensar que es imposible vivir como Dios quiere, una de las características del fruto del Espíritu, es justamente, el dominio propio, debemos usarlo para enfrentar los malos pensamientos y tener victoria.
Por lo tanto, debemos vivir como hijos obedientes de Dios. No volver atrás, a la vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer nuestros deseos egoístas.
Así que no hagamos lo malo, sino mantengámonos apartados del mal, porque Dios nos eligió para ser su pueblo. 
Antes lo hacíamos por ignorancia, pero ahora seamos santos en todo lo que hagamos, tal como Dios, quien nos eligió, es santo. 
Pongamos nuestra esperanza en la salvación inmerecida que recibiremos cuando Jesucristo sea revelado al mundo.
Dios los bendiga abundantemente.

 

 

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